Esta tarde, en el Palacio de Congresos de Marrakech, la emoción era palpable al rendirse un vibrante homenaje a Naïma Elmcherqui, icono atemporal de la escena artística marroquí. Desaparecida el 5 de octubre de 2024, la gran Señora del Corazón, como la apodó el director Mohamed Mouftakir, marcó a varias generaciones con su talento, su generosidad y su compromiso. Este homenaje se enmarca en la 21ª edición del Festival Internacional de Cine de Marrakech, que reúne a figuras emblemáticas del cine marroquí, cinéfilos y admiradores del artista.
Durante esta velada rica en recuerdos y anécdotas, tres grandes figuras del séptimo arte marroquí, Abderrahmane Tazi, Mohamed Mouftakir y Fatima Khair, hablaron para evocar la grandeza de Naïma Elmcherqui. Entre las intervenciones, la de Mohamed Mouftakir conmovió especialmente a los espectadores. Habló de una actriz “envuelta en una paleta de colores que emana de la generosidad de su interpretación y de las intensas emociones que difunde”. Para él, Naïma Elmcherqui encarnaba una calidez humana que trascendía a sus personajes, convirtiéndose en una figura de referencia en la memoria colectiva marroquí.
Naïma Elmcherqui nació en Casablanca en 1943 y descubrió su pasión por los escenarios desde muy joven. Animada por quienes la rodeaban, rápidamente se unió a las compañías de teatro más prestigiosas, como la de Tayeb Seddiki, Maâmora y Radio Nationale, consolidándose como una actriz prometedora en los años 1960. Su carrera en el teatro la llevó naturalmente al cine, donde trabajó. Colabora con directores de renombre.
En los años 1970 dejó su huella en obras emblemáticas como Noces de sang (1977) de Souheil Ben Barka y 44 ou les histoire de la nuit (1981) de Moumen Smihi. Pero fue en Badis (1989), bajo la dirección de Mohamed Abderrahman Tazi, donde logró el reconocimiento nacional e internacional. Su colaboración continuó con éxitos populares como In Search of My Wife’s Husband (1992) y Lalla Hobby (1996). Su actuación en Las vecinas de Abou Moussa (2003), donde interpreta a una reina, queda grabada en la historia del cine marroquí.
Su carrera adquirió una dimensión internacional en 1993, cuando filmó en los estudios italianos Cinecittà para Articolo 2 de Maurizio Zaccaro. Posteriormente, se distinguió en Mauvaise Faith (2006), dirigida por Roschdy Zem, donde desempeñó un papel conmovedor que atrajo al público francés. En 2020, consiguió su último papel importante en El otoño de los manzanos de Mohamed Mouftakir, que le valió un prestigioso premio a la mejor actriz en el Festival de Cine Árabe de Malmö.
Naïma Elmcherqui no se ha limitado a la gran pantalla. En televisión, ha aparecido en numerosas películas y series de televisión, lo que confirma su popularidad entre todas las generaciones. Mujer comprometida, también dedicó gran parte de su vida a causas humanitarias, en particular como embajadora de buena voluntad de UNICEF y miembro activo del Observatorio Nacional de los Derechos del Niño.
Sólo el testimonio de Mouftakir esta tarde en Marrakech resume el impacto de esta mujer excepcional: “ En el set no estaba dirigiendo a una actriz, sino un aura de grandeza. Ella estuvo presente, incluso en su ausencia, como los grandes actores. “. Una frase que resuena como un homenaje supremo a la mujer que, con su talento y generosidad, iluminó el cine marroquí.
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