La escena cultural marroquí se ha consolidado desde hace varios años como una de las más dinámicas a nivel internacional, lo que demuestra una efervescencia artística en la que el continente africano desempeña un papel central.
La efervescencia cultural en Marruecos contribuye a crear espacios de diversidad humana y cultural, fortalecer puentes entre las naciones y celebrar la diversidad africana e internacional.
El ejemplo del festival Visa for Music, celebrado en Rabat del 20 al 23 de noviembre, es un ejemplo de ello.
Esta 11ª edición atrajo a más de 12.000 espectadores y destacó a artistas africanos como Toto ST (Angola), Sahad (Senegal) y Assia Brass Band (Benin).
Lugares icónicos como La Renaissance resonaron con los sonidos de Loyik Afana (Camerún) y Didier Awadi (Senegal).
El papel central del MJCC
En 2024, el apoyo público se intensificó con una dotación de 8,59 millones de dírhams (unos 775.000 euros) asignada por el Ministerio marroquí de Juventud, Cultura y Comunicación para financiar 176 proyectos culturales.
Estos fondos permitieron organizar varios festivales y moussems en todo el reino.
También participan en esta dinámica los municipios locales, como los de Essaouira para el Festival Gnaoua o Casablanca para sus numerosos eventos artísticos.
Otras instituciones, como el Centro Cinematográfico Marroquí, también prestan apoyo.
En 2024, la Comisión de Ayuda a los Festivales de Cine concedió 8,22 millones de dírhams (aproximadamente 750.000 euros) a 21 festivales y eventos de cine, reforzando así el panorama cinematográfico nacional.
Un alcance más allá de las fronteras
Marruecos continúa expandiendo su influencia cultural fuera de su espacio histórico, especialmente a través de eventos como el Festival Internacional de Cine de Marrakech.
Esta 21ª edición, prevista del 29 de noviembre al 7 de diciembre, acoge 71 películas de 32 países, incluidos varios estrenos mundiales y regionales.
Celebrado por su alfombra roja, este año el festival rinde homenaje a figuras emblemáticas como la actriz marroquí Naïma Elmcherqui, el actor estadounidense Sean Penn y el director canadiense David Cronenberg.
Al mismo tiempo, iniciativas locales innovadoras están enriqueciendo la escena artística marroquí, como el Traitillismo, un movimiento artístico marroquí que explora nuevas formas de expresión pictórica.
En la metrópoli de Casablanca, festivales como L’Boulevard y CASAMOUJA democratizan el arte en los espacios públicos con frescos monumentales, ofreciendo una mayor visibilidad a los artistas locales.
Un fermento cultural nacional y regional
Esta dinámica se extiende a todas las regiones de Marruecos. En el norte, la ciudad de Tetuán fue elegida, junto con Matera (Italia), como Capital Mediterránea de la Cultura y el Diálogo para 2026, celebrando su rico patrimonio cultural.
Las regiones del sur no se quedan al margen con festivales como el Festival Internacional Madih de El Aaiún o el Festival de Cine Documental, que convierten estos territorios en una encrucijada cultural africana.
Sin embargo, esta vitalidad cultural conlleva muchos desafíos. La financiación sigue siendo una cuestión crucial, en particular para sostener estas iniciativas y garantizar un acceso equitativo a todos los públicos.
Además, la escena cultural marroquí debe adaptarse continuamente a las expectativas de un público exigente en busca de innovaciones y nuevas experiencias.
Marruecos también se enfrenta a la necesidad de reforzar su papel de puente cultural entre África y el resto del mundo.
Invirtiendo en colaboraciones transnacionales y consolidando su infraestructura cultural, el reino no sólo podría mantener su dinamismo, sino también convertirse en un referente continental y global de la creatividad artística.
SL/SF/ac/APA
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