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LA AUDACIDAD DE SUPERAR LOS LÍMITES

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En su taller, donde el cuero y el vidrio se mezclan en una armonía asombrosa, Serigne Ndiaye, conocido bajo el seudónimo de Serin dit Serigne, deja brillar su visión del arte. A través de una profunda filosofía y gestos impregnados de memoria, el artista senegalés explora la fusión entre tradición y modernidad, dos polos que forman la base de su obra. Para él, “el arte es juego y es locura”. Una afirmación que dice mucho de su forma de crear, pero también de su concepción del mundo artístico.

Serigne Ndiaye ve el juego como una dimensión esencial del acto creativo. “El juego es libertad total”, afirma. Este enfoque lúdico es la base de su trabajo, donde cada material se convierte en un campo de experimentación. El vidrio, que simboliza la modernidad, y el cuero, que representa la historia y la robustez, se entrelazan en sus creaciones, transmitiendo una historia que cuenta con una sencillez cautivadora.

Como un niño que maneja sus juguetes sin miedo ni restricciones, Serigne se libera de normas rígidas. “Dibujar, calcar, representar lo que no existe”, explica, se convierte en un juego donde todo vale. Cada pieza que crea, bajo la etiqueta Fiat Ma, lleva la huella de un espíritu libre y curioso, dispuesto a reinventar el mundo.

LOCURA: LA AUDACIDAD DE SUPERAR LOS LÍMITES

Pero el arte, para Serigne Ndiaye, no sería nada sin un toque de locura. No una locura destructiva o patológica, sino esa chispa que nos empuja a ver más allá de las apariencias y las convenciones. “La locura es instinto, intuición, coraje de ir donde nadie se atreve a ir”, confiesa.

En sus obras, esta audacia se manifiesta a través de elecciones estéticas a veces confusas, pero siempre innovadoras. El cuero, que considera “vivo”, se convierte en metáfora de resistencia y durabilidad. Este material, anclado en la historia de su gente, dialoga con el vidrio, frágil pero luminoso, para ofrecer creaciones que desafían y seducen.

UN EQUILIBRIO ESENCIAL

Para Serigne Ndiaye, el juego y la locura son inseparables. “Sin juego, el arte se vuelve rígido, conformista, incapaz de sorprender. Sin locura, pierde su impulso, su profundidad, su capacidad de romper marcos”, insiste. Este sutil equilibrio entre ligereza y profundidad está en el corazón de su proceso artístico, permitiéndole crear obras auténticas y poderosas.

Se inspira en la memoria colectiva de los artesanos que le precedieron. “Soy una extensión de sus manos”, dijo con humildad. Sus pinturas, imbuidas del espíritu de los pintores tradicionales, cuentan la historia de un pueblo, mientras que sus creaciones en cuero y vidrio dan testimonio de un patrimonio que honra y reinventa.

A través de su obra, Serigne Ndiaye rinde homenaje no sólo a sus raíces, sino también a la esencia misma de la creatividad humana. Cada pieza se convierte en una invitación a repensar el arte, no como un simple objeto de contemplación, sino como un lenguaje universal capaz de contar historias, transmitir emociones y desafiar convenciones.

En un mundo donde la innovación es a menudo sinónimo de tecnología, Serigne Ndiaye nos recuerda que la artesanía y la creatividad, guiadas por el juego y la locura, siguen siendo pilares atemporales de la expresión humana.

“Crear es contar y honrar”, concluye. Y en su taller, cada gesto, cada material, cada obra da testimonio de esta profunda convicción.

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