Cada semana, la columnista y periodista Karine Gagnon le invita a una importante entrevista con una personalidad destacada de la Capitale-Nationale.
Hay personas impresionantes que consiguen transformar las pruebas de la vida en pequeñas maravillas, y eso es exactamente lo que consiguió Sandra Lambert al fundar, tras la muerte de su hija multidiscapacitada, la organización comunitaria Laura Lémerveil.
La idea de conocer a Sandra Lambert me surgió de una lectora que supo beneficiarse de los servicios que ella puso en marcha, pero también de su generosidad. “No sé cómo decirte cuánto más difícil habría sido mi vida si no hubiera sido por conocer a Sandra”, me escribió este padre de un niño discapacitado, ahora adulto.
METROa mí Lambert y “su fantástico equipo”, como ella misma insiste, se basan en un enfoque innovador que garantiza que los jóvenes con discapacidades múltiples también tengan el derecho, la capacidad y el deseo de lograr logros cada día de sus vidas.
Su iniciativa, distribuida en seis puntos de servicio que atienden a 220 niños en la región del gran Quebec, le valió dos distinciones este año. El pasado mes de mayo el Gobernador General de Canadá le concedió la Medalla al Servicio Meritorio. Este verano, también recibió una medalla de la ciudad de Quebec, otorgada a personas excepcionales para resaltar su contribución a la comunidad.
Foto Stevens LeBlanc
Desde 2008, Laura Lémerveil acompaña y apoya a jóvenes con pluridiscapacidad y a sus familias. La organización utiliza un enfoque basado en el asombro, el descubrimiento y el aprendizaje.
Todo está inspirado en la propia experiencia de M.a mí Lambert, con su hija Laura. Rápidamente notó la falta de servicios para estos niños y sus familias.
Foto proporcionada por Sandra Lambert.
Vocación docente
Sandra Lambert comenzó su carrera como profesora de secundaria. A los 25 años quedó embarazada, una pequeña sorpresa en la vida. Su embarazo, un período que amaba, fue perfecto. Desde pequeña soñaba con tener cuatro hijos.
Laura nació y solo unas semanas después la madre se dio cuenta de que algo andaba mal. “Es un recuerdo muy concreto en el que tengo a Laura en brazos, la acuno por las noches y trato de entrar en su mirada. […] Me dije: a ver, parece que hay un velo…”
Foto proporcionada por Sandra Lambert.
La joven madre había expresado sus observaciones a sus familiares, quienes intentaron tranquilizarla. “Me dijeron que tal vez estaba cansada después de dar a luz, que tenía blues. Pero tenía 25 años, estaba en llamas, pero me quedé con esta duda. Le pregunté: Laura, ¿qué te pasa?
Unas semanas más tarde, el bebé exhibió comportamientos que parecían convulsiones. “Fuimos a consultar”.
Varios “no hacer”
Además de que a su hija le diagnosticaron epilepsia, los nuevos padres se enteraron de que sus funciones cerebrales estaban gravemente afectadas. Laura de alguna manera se había ganado la lotería de “no hacerlo”, como dice Sandra Lambert: no podría hablar, ni oír, ni caminar, en particular.
En cuanto a los episodios epilépticos, amenazaron su vida en todo momento. Le dijeron que su esperanza de vida sería sólo de dos o tres años.
Foto proporcionada por Sandra Lambert.
Nada explicaba su condición, ni siquiera genéticamente o de otro modo. Obviamente, fue un shock terrible.
Pero una vez pasado el enfado, Sandra Lambert se levantó e intentó ir a encontrarse con su hijo.
“En mis valores profundos necesito tener sentido, tengo curiosidad, necesito entender y tener placer en la vida, entonces dije: si le pido a Laura que venga, mi universo se llena claramente de “no”, así que mientras espero por su muerte – porque no podemos esperar su muerte sin hacer nada – traté de ir a ver [où elle était].»
Foto proporcionada por Sandra Lambert.
Pasó mucho tiempo observándolo en el terreno e investigando su condición. También viajó a Filadelfia, después de enterarse de un enfoque desarrollado allí.
Dominó de chispitas
En su búsqueda, Sandra Lambert recopiló las diferentes piezas recogidas y adaptó su enfoque según Laura, siempre con el objetivo de encontrarla. También contribuyeron su familia inmediata, padres, hermana y ahijada.
En la casa se han instalado diferentes equipamientos para permitir que el pequeño evolucione. Se produjeron pequeñas chispas que tuvieron un efecto dominó.
Laura empezó a gatear, algo que nunca debería haber podido hacer, e incluso a gatear. Pudo comunicarse con ciertos gestos que representaban palabras. “Se ha instalado una vida con cierta normalidad […]explica M.a mí Lamberto. No estábamos en la actuación, se trataba más de verla evolucionar a su propio ritmo, verla feliz, eso es lo que queremos como madre en la vida”.
Foto Stevens LeBlanc
Laura vivió 12 años, algo que ningún experto habría podido predecir. “Creo que mi hija tenía una vocación, una misión, hacer la vida maravillosa estando en el primer nivel, eso no fue en absoluto lo que se anunció”, relata Sandra Lambert.
Después de un período muy difícil, Ma mí Lambert estaba impulsado por esta misión que consistía en fundar Laura Lémerveil.
Estos niños con pluridiscapacidad, menciona, tienen muchas habilidades extrasensoriales que nosotros no tenemos. Con mucho trabajo y rigor, con un equipo cariñoso que les abre puertas, las posibilidades son increíbles.
“Nos llevan por un camino del momento presente, de reconocimiento, de tolerancia, de valentía. Son grandes maestros. También fue parte de mi impulso decir que, para mí, la muerte de mi hija no fue una liberación.
No se puede perder, el miércoles por la noche a las 20:30 en MAtv (canal 9 (Hélix et illico), 609HD (illico)), el programa. El cuaderno de Karine Sobre Sandra Lambert.
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