lo esencial
El director del programa espacial Apollo se jubila, no podía irse sin hablar de sus recuerdos, de su orgullo, pero también de sus arrepentimientos.
Robin Berthault, director de programación del espacio cultural desde hace más de veinte años, se retira, se retira y, por supuesto, se va al jardín (consulte nuestra edición del 19 de noviembre). Memoria de los lugares que nos encantan a lo largo de los espectáculos, el hombre no podía alejarse sin evocar recuerdos, orgullo y en ocasiones arrepentimientos. Robin Berthaul destacó la fragilidad de la cultura pero también su absoluta necesidad, al igual que la salud o la educación. Una observación que parece un consenso pero que poco o nada se traduce en realidad. La presencia cultural siempre se discute, a menudo se explota o incluso se lucha. La financiación sirve como variable de ajuste, los interlocutores están dispersos y dispares. Él dice más.
¿Qué recuerdos guardarás?
Recuerdo el que probablemente fue el último show de Alex Métayer, se desplomó en el escenario, se desplomó y tuvo que ser llevado al hospital local. Lo visité, parecía muy débil y quería agradecerme. Murió unas semanas después y, curiosamente, su programa se llamó “Alex Métayer pierde la cabeza”. Tengo en mente la llegada de François Rollin, el famoso profesor Rollin, comediante, actor y una comida compartida memorable. Pero pienso especialmente en el paso, en 2014, de la inmensa bailarina y coreógrafa estadounidense Carolyn Carlson. Una personalidad muy sencilla que aceptó, a los 72 años, volver a bailar, improvisar en el escenario para nuestra mayor felicidad.
¿Orgullo, arrepentimiento?
Estoy orgulloso de haber lanzado Jazz at the Apollo, en 2019, con “Jazz Balade” y luego “Apollo Jazz”, que adquirió gran notoriedad. Pienso en los “grandes nombres” que participaron: el trompetista Lester Bowie, el legendario pianista Alain Jean-Marie, luminaria del jazz caribeño y otros. Tuve grandes encuentros como con el cantante belga David Lynx, el pianista Guillaume de Chassy, pero también con Macha Gharibian, también cantante y pianista, y muchos otros. También cito como orgullo el 20º aniversario del Apollo, los “Irréels” con la compañía Créature y el asombro total del público. Mi pesar es no haber conseguido perpetuar el festival “Autour d’Elles”, por y para mujeres. Era relevante, en el contexto actual, no pude convencer, al igual que en un festival de jazz intercomunal de tres días.
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