Tener una cita, de verdad, con el presidiario Jean Valjean, Javert, el policía malo, Fantine, la desesperada, Cosette, que es una Cenicienta, Gavroche y sus rimas literarias es una oportunidad increíble. A más de ciento sesenta años de la publicación de la colosal novela de Víctor Hugo (1802-1885), Los Miserables no sólo sigue ahí –en exhibición hasta el 2 de enero de 2025, en el Théâtre du Châtelet, en París– sino que nos habla cara a cara. Con escarapela en el ojal, provoca una tormenta de lucha de clases y venganza, curiosamente suavizada por los grandes sentimientos de este Valjean. Bueno como el pan que robó y por el que fue enviado a la colonia penitenciaria, demostró una generosidad que acabó empujando a Javert, “humillado por su amabilidad”al suicidio. ¿Es tan terriblemente insoportable un mundo de gente buena y compasiva?
Esta violencia íntima y dura, releer a la dimensión de los conflictos políticos y sociales de principios del siglo XIXmi siglo, estalla en la lograda puesta en escena, compacta y sobria, sugerente y elocuente, de Ladislas Chollat. Las aventuras de la vida de Jean Valjean, desde su salida de la cárcel hasta su muerte, se cruzan con las de los trabajadores, las mujeres maltratadas, hasta los disturbios republicanos de junio de 1832. Ennegrecido por la crueldad celosa de hombres y mujeres, este fresco humanista, feroz y atemporal, burla la nueva producción en francés de la obra creada en 1980 por Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg, aquí acompañado por la orquesta del Théâtre du Châtelet.
Éxito fabuloso
De acuerdo con el productor británico Cameron Mackintosh, eje de las versiones presentadas desde 1985 en Londres y luego en Broadway, dos años más tarde, relanzó el fabuloso éxito de este musical profundamente francés, traducido a veintidós idiomas, y que ha alcanzado 130 millones de personas desde su creación. Un récord que corre el riesgo de batirse muy rápidamente, si creemos en el efecto multitud, el sábado 23 de noviembre en el Théâtre du Châtelet. Observamos a un espectador vestido a la moda de la época. Al final de la aplaudida actuación, un grupo de jóvenes fans se reunieron frente a la entrada de los artistas para conocer a los geniales héroes y pedirles autógrafos. Esto muestra el impacto de esta recuperación.
Es simplemente sorprendente que esta saga insurreccional de amor e injusticia todavía cautive al público hoy en día. Porque el fenómeno Miserables es doble gatillo. Además de la conservación de una obra literaria de gran tamaño, que ha sufrido numerosas adaptaciones teatrales y cinematográficas, y que aquí se reduce a tres horas (50 páginas sintetizadas en una canción de tres minutos), la historia de este espectáculo musical vale también la historia. .
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