En las playas de Accra y en los vertederos del mercado de Kantamanto, la ropa desechada es testigo del impacto devastador de la moda rápida.
Cada semana llegan a Ghana 50 millones de prendas de vestir. “Alrededor del 40% sale del mercado como residuo”, dice Neesha-Ann Longdon de la Fundación Or. Este flujo masivo de textiles, producidos a bajo costo, está abrumando el mercado local y los sistemas de gestión de residuos.
Ante esta crisis, los creadores locales están tomando la iniciativa. En Kantamanto, estos innovadores recolectan ropa usada y la transforman en piezas únicas. “En lugar de dejar que obstruyan nuestras alcantarillas o contaminen nuestras playas, decidí transformarlos en pantalones, chaquetas u otras prendas para darles una segunda vida”, dice un diseñador comprometido.
Para poner de relieve este enfoque, un festival de moda organizado por la Fundación Or reunió recientemente a diseñadores que presentaron su ropa reciclada en un podio improvisado. Este evento, en su tercer aniversario, celebra el upcycling y conciencia sobre una moda más sostenible.
Al dar nueva vida a textiles condenados al abandono, los diseñadores ghaneses demuestran que la moda puede ser a la vez ecológica y creativa. “La ropa vieja siempre tiene una segunda vida”, afirma un diseñador local. Una lección inspiradora en un mundo abrumado por la sobreproducción textil.
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