La noche del 13 de octubre, dos ladrones enmascarados escalaron la valla de casi dos metros que rodea Shaw Farm, ubicada dentro de Windsor Estate. Su objetivo: una granja que alberga una camioneta Isuzu negra y un quad rojo. Tras apoderarse de los dos vehículos, huyeron rompiendo una barrera de seguridad para escapar. Según un portavoz de la policía de Thames Valley, “los perpetradores se dirigieron hacia el área de Old Windsor/Datchet. Hasta la fecha no se han realizado arrestos y la investigación continúa”.
El robo tuvo lugar mientras el Príncipe y la Princesa de Gales dormían en su residencia principal, Adelaide Cottage, a pocos minutos del castillo. “Los ladrones probablemente observaron la escena antes de actuar”, dijo una fuente al Sun, añadiendo que conocían la ubicación de los vehículos y habían planeado su ataque en el momento más oportuno para escapar sin ser detectados.
El sistema de alarma sólo se activó cuando los ladrones abandonaron la finca por la puerta de seguridad. El incidente fue motivo de preocupación para la seguridad, especialmente porque los tres miembros de la pareja real dormían cerca. El rey Carlos y la reina Camilla no estuvieron presentes en la finca, con el rey en Escocia y Camilla viajando a la India antes de su gira por Australia y Samoa.
Este robo plantea nuevas dudas sobre la seguridad del dominio real. El diario británico señala que los informes indican una reducción de la presencia de agentes armados en algunas entradas públicas del castillo, aunque se siguen realizando patrullas armadas.
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