Refractarios pero no reaccionarios, los personajes de la serie de cómics “Los viejos hornos” celebran su décimo aniversario y han conquistado a lectores de todas las edades a pesar de sus arrugas y dolores en las articulaciones.
Volumen 8, “Semillas de matón”aparece según el calendario habitual un mes y medio antes de Navidad, sólo para subrayar el carácter familiar de la franquicia.
Los héroes de Wilfrid Lupano, guionista, y Paul Cauuet, diseñador, son un trío de septuagenarios u octogenarios: el ex sindicalista Antoine, el anarquista Pierrot y el ex jugador de rugby y empresario Mimile.
Pierrot se porta mal en este volumen 8, cuando se enoja por tener que pedir un café a través de su celular y un código QR. La historia terminará frente a un tribunal penal.
“Está inspirado en una cafetería de la estación de Montparnasse donde instalaron este sistema. No puedes pedir café al camarero. No reaccioné como Pierrot, pero es absurdo”.explica el guionista a la AFP.
Los dos autores tienen sus costumbres en esta estación parisina, punto de encuentro para los que llegan del suroeste, uno de Toulouse y el otro de Pau.
“La vejez da miedo”
“Es verdaderamente un cómic del suroeste. Habla mucho de la cultura de esta región: rugby, caza, gastronomía, etc. »salón Lupano.
Wilfrid Lupano (l) y Paul Cauuet durante el 42º Festival Internacional del Cómic de Angulema el 1 de febrero de 2015 / PIERRE DUFFOUR / AFP/Archives
Y como en este gran Suroeste, lejos del centro del poder, en “Los viejos hornos” Los personajes parecen muy resistentes a diversas formas de autoridad. Se hacen cargo de sí mismos.
Ésta sigue siendo la forma de trabajar del guionista, que no espera a que un editor apruebe un proyecto para empezar. Ofrece escenarios completos. Entonces se acercó a los editores con el volumen 1, “Los que quedan”ya diseñado al detalle.
“Teníamos dos editores interesados en el proyecto. El segundo también se mostró convencido, aunque más escéptico, sobre cómo vender el proyecto. Porque la vejez da miedo. Es un poco un refrán. Este otro editor estaba más dispuesto a cambiar el título”recuerda el guionista.
Sin embargo, las ediciones Dargaud no dudan. “Les gustó el guión, les gustó el nombre. Entonces no nos hicimos ninguna pregunta”según Lupano.
Siete volúmenes después, las ventas son de 2,5 millones de ejemplares en 12 idiomas. La ciudad ficticia de Montcœur, situada quizás en Lot-et-Garonne, quizás en Gers, es el escenario de «Los viejos» (en Inglés), “Viejos” (en noruego) o “Estado de prdonje” (en croata), y la historieta tuvo derecho a dos adaptaciones cinematográficas, en 2018 y 2022, con Pierre Richard, Eddy Mitchell y Roland Giraud.
“Reconocí a mis padres”
Paul Cauuet no tiene motivos para lamentar el trabajo realizado inicialmente en el diseño de estos personajes, empezando por su aspecto mayor, antes de hacerlos más jóvenes.
“Es lo contrario de lo que hacemos generalmente. ¿Cómo lo llaman en el cine? De Benjamín Button. Es fácil agregar arrugas. Pero hacer lo contrario, devolver la tensión a la cara, a los pliegues, tratar de rellenarlo todo, imagínate…”explica.
El volumen 8 trae a miembros de su familia a Montcœur, con un parecido flagrante en un caso, menos en el otro. La familia que es el tema recurrente de la serie, junto a la amistad.
“Lo que más escuchamos es: reconocí a mis padres, a mi abuelo, a mis amigos, a mi colega…”informa Lupano. “Así que tenemos la impresión de que todas estas personas existen de verdad, en muchas copias”.
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