El collar, vendido en una subasta por 4,5 millones de euros en Ginebra este miércoles 13 de noviembre, estaba elaborado con diamantes que pertenecieron a la reina María Antonieta.
Es una joya de valor inestimable. Con motivo de la venta de joyería fina organizada por la casa de subastas Sotheby’sEn el evento que se celebró este miércoles 13 de noviembre en Ginebra, Suiza, se vendió un collar adornado con 500 diamantes de 300 quilates por 4,5 millones de euros.
“La opulencia de esta joya de diamantes refleja el genio del joyero y subraya el poder y el rango de la persona para quien fue creada”, dijo Sotheby’s.
Y con razón, el collar, que data de la época georgiana (1714 a 1830), adornaba el cuello de varias mujeres de sangre real, indicó la casa de subastas. Compuesto por tres ríos de diamantes, se puede anudar al cuello o cubrir con borlas colgantes.
“Importancia histórica”
La última propietaria, Shirley Paget, marquesa de Anglesey, la lució durante la coronación de la reina Isabel II en 1953. Su suegra, Marjorie Paget, también tuvo la oportunidad de lucir la preciosa joya con motivo de una sesión de fotos con el renombrado fotógrafo británico Cecil Beaton en 1937.
Además de su extravagancia, el éxito de la joya se debe sin duda a su “atemporalidad que encajaba perfectamente con la moda de la época, pero también con la lujosa y suntuosa vida social del período de entreguerras”, estimó la casa Sotherby’s.
“La primera vez que tuve el collar en la mano, quedé cautivado por su exquisita belleza. La importancia histórica de esta joya también nos impulsó a investigar su fascinante historia”, explica Sotheby’s.
Si bien no está claro cuándo el collar pasó a manos de la familia Anglesey, el establecimiento afirma que algunos de sus diamantes provienen del infame “Collar de la Reina”.
El asunto del collar de la reina
El escándalo tuvo lugar en 1785. Para recuperar el favor de María Antonieta, el cardenal de Rohan se comprometió a ofrecer a la reina un suntuoso collar de cerca de 650 diamantes, con un peso de 2.800 quilates, explica el sitio web del Palacio de Versalles.
Ingenuo, confía sin sospechas la joya a la pseudocondesa de La Motte, una delincuente que se hace pasar por alguien cercano al soberano, quien le promete recuperar su favor. Pero una vez que el collar está en su poder, desaparece sin demora, dejando la joya sin pagar.
Los joyeros de la corona no recibieron lo que les correspondía y luego se quejaron ante la reina. Estalla el escándalo. El cardenal es arrestado en el Salón de los Espejos entre cortesanos atónitos. Contra todo pronóstico, el hombre finalmente fue absuelto y Madame de La Motte fue arrestada y juzgada junto con sus cómplices.
Aunque inocente, la reina finalmente actúa como chivo expiatorio. La opinión pública sospecha que ella ha provocado deliberadamente la caída del cardenal al que ya odia.
En cuanto al collar, habría sido desmantelado y vendido por el conde de La Motte a un joyero inglés llamado William Gray, según Sotherby’s. Este último habría utilizado varios de los diamantes reales para fabricar otras joyas, incluida la de los aristócratas ingleses de Anglesey.
Muy pocas joyas del siglo XVIII han permanecido intactas. A medida que cambiaba la moda, a menudo eran desmantelados, las piedras preciosas reutilizadas e integradas en nuevos modelos. “La supervivencia de este collar es, por tanto, un milagro”, afirma Sotheby’s.
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