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Ganador del Premio Booker | Samantha Harvey relata su viaje espacial literario

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(Londres) La novela Orbitalgalardonado con el prestigioso premio literario Booker, nació de la fascinación de su autora, la británica Samantha Harvey, por los vídeos en directo desde la Estación Espacial Internacional, afirmó el jueves en una entrevista con la AFP.


Publicado ayer a las 12:02 p.m.

Clara LALANNE

Agencia France-Presse

Lírico y contemplativo, este libro narra un día a bordo de la famosa estación ISS, al ritmo de las 16 auroras que los astronautas observan durante su rotación alrededor de la Tierra.

“Esta elección puede parecer un poco excéntrica, porque no sabía nada sobre el espacio, aunque siempre me había interesado”, dice Samantha Harvey, quien dice estar todavía “eufórica” e “incrédula”.

La novelista de 49 años, sin embargo, no sintió la necesidad de interactuar con los astronautas, sino que se sumergió en sus escritos, a menudo “muy bellos”, sobre el espacio y la investigación intensiva.

¿Su principal fuente de inspiración? La transmisión de video en vivo desde la ISS, que combina vistas de la Tierra y de los ocupantes de la estación realizando sus tareas.

Este directo “te permite viajar con los astronautas por toda la Tierra. Esto es lo que hice durante años: viajar todos los días”, afirma el autor.

“Creo que esta novela trata más sobre la Tierra que sobre el espacio”, subraya, sin embargo.

“Me permitió escribir sobre el tiempo, los trastornos y la extraña experiencia del tiempo, lo que me interesó en todas mis novelas”, desde su primera obra. El desiertopublicado en 2009.

“Símbolo de paz”

El jurado del Premio Booker coronó esta melancólica novela, una oda a la belleza y la fragilidad de la Tierra, en plena conferencia climática COP29 de la ONU, y pocos días después de la reelección de Donald Trump, un notorio escéptico climático, a la presidencia. Casa- Blanca.

Samantha Harvey, sin embargo, dice que escribió Orbital sin otra intención que la de crear una obra “visual, pictórica”, siendo conscientes de que la cuestión del cambio climático surgiría naturalmente, como la de la preservación del espacio.

“Lo estamos explotando y destruyendo, de la misma manera que hemos explotado y destrozado este planeta”, dice, pidiendo “acción”.

“Mi responsabilidad es estética […] Si este libro tuviera un impacto positivo, contribuyera al cambio, estaría absolutamente encantado, pero creo que está más allá de mis capacidades”.

Cuando el autor terminó Orbitalescrito en parte durante el confinamiento, la invasión rusa de Ucrania aún no se había producido.

Pero “ya era evidente que este proyecto de paz que es la ISS”, que reúne a astronautas rusos, estadounidenses o europeos, “se estaba volviendo cada vez más limitado”.

“Sabemos que la ISS será desmantelada dentro de unos años. […] y siento que hay algo muy conmovedor en el hecho de que este hermoso símbolo de paz, de cooperación posterior a la Guerra Fría, se esté desmoronando”, comentó.

La autora inglesa, ya inmersa en la escritura de su próxima novela, lucha por anticipar el impacto que tendrá el Premio Booker, la promesa de fama internacional sinónimo de éxito en las librerías.

“No hay mayor validación de la carrera de alguien, de su trabajo, que este premio. Quiero sacar de ello toda la confianza y el coraje posibles”, sin dejar que se imponga ningún tipo de “presión externa”, subraya.

Este año, cinco de los seis finalistas del Premio Booker fueron mujeres: Rachel Kushner, Anne Michaels, Charlotte Wood, Yael van der Wouden y Samantha Harvey, la primera autora premiada desde 2019.

Según ella, esto es la culminación de “un cambio que se ha producido en el sector durante las últimas dos o tres décadas […] se manifiesta, llega a buen término y creo que deberíamos alegrarnos de ello”.

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