Aunque octubre celebra el final de la cosecha, varias hortalizas siguen estando disponibles durante la estación fría. Estas verduras, más resistentes a las duras condiciones climáticas, nos permiten abastecernos de vitaminas y minerales importantes para la salud. Entre estas plantas locales, mencionemos la remolacha, la tupinambo, el colinabo, la raíz de apio, la col, las calabazas de invierno, la patata, la zanahoria, la cebolla y el puerro. ¡Céntrate en sus valores nutricionales!
Remolacha
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El color vibrante de la remolacha la convierte en una de las verduras más ricas en antioxidantes, moléculas que protegen nuestro organismo contra el daño causado por los radicales libres. La remolacha también contiene folato, una vitamina B que ayuda a prevenir la anemia, promueve la salud del corazón y reduce el riesgo de defectos congénitos en el feto. Una porción de 125 ml (1/2 taza) de remolacha cocida contiene 72 mcg de folato, que representa el 18 % del requerimiento diario de un adulto y el 12 % del requerimiento diario de una mujer embarazada.
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topinambur
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La alcachofa de Jerusalén es una verdura de invierno originaria de América del Norte. Su tubérculo es rico en hierro. Hay 2,7 mg de hierro en una porción de 125 ml, o el 15% del valor diario (VD). El cuerpo utiliza el hierro para producir hemoglobina, una proteína responsable de transportar oxígeno. La alcachofa de Jerusalén también contiene inulina, un prebiótico que promueve el crecimiento y la actividad de las bacterias intestinales buenas.
el colinabo
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Rutabaga es un tubérculo que a menudo se confunde con los nabos. Forma parte de la familia de las crucíferas, conocida por su potencial anticancerígeno. El colinabo también contiene fibra y vitamina C. Una porción de 125 ml de colinabo cocido contiene 1,6 g de fibra (6% del valor diario) y 17 mg de vitamina C (19% del valor diario). La fibra contribuye a la salud intestinal y la vitamina C interviene en muchas funciones del organismo, incluida la cicatrización de heridas, la absorción de hierro de fuentes vegetales, la protección de las células contra el daño causado por los radicales libres, la producción de colágeno, etc.
apio nabo
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El apio nabo es una verdura que se puede comer cruda (por ejemplo, remoulade) o cocida (por ejemplo, en puré). Es particularmente rico en vitamina K. Una porción de 125 ml de raíz de apio cruda contiene 34 mcg de vitamina K, o más del 25% del requerimiento diario de un adulto. La vitamina K favorece la cicatrización y contribuye a la salud ósea.
Repollo
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El repollo pertenece a la familia de las crucíferas, que también incluye el brócoli y las coles de Bruselas. Todos estos vegetales contienen sulforafano, un compuesto con potencial anticancerígeno. El repollo también proporciona vitamina C y vitamina K. Una porción de 125 ml de repollo hervido contiene 30 mg de vitamina C, más del 30 % del requerimiento diario de un adulto, y 86 mcg de vitamina K, o más del 70 % de las necesidades diarias de un adulto. .
calabaza de invierno
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Las calabazas de invierno, como la calabaza, la bellota y la espagueti, son miembros de la familia de las cucurbitáceas. Son particularmente ricos en betacaroteno, un pigmento que se puede convertir en vitamina A, lo que contribuye a la salud ocular. La calabaza de invierno también aporta otros micronutrientes beneficiosos como la vitamina C y el potasio. Este último es necesario para el buen funcionamiento del corazón, músculos, nervios y riñones.
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la papa
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Está lleno de micronutrientes beneficiosos para la salud. De hecho, las patatas contienen una buena cantidad de fibra, hierro, potasio y vitamina C. Una patata hervida (150 g), con piel, aporta 2,5 g de fibra (9% VD), 1,27 mg de hierro (7% VD), 572 mg de potasio (17% VD) y 18 mg de vitamina C (20% VD). ¡Ya es hora de volver a ponerlo en tus menús!
la zanahoria
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La zanahoria es rica en carotenoides, pigmentos que el cuerpo puede convertir en vitamina A. La vitamina A contribuye a la salud de la piel, los ojos y el sistema inmunológico. La zanahoria también aporta vitamina K y fibra.
la cebolla
Foto proporcionada por YAN LAUZON
La cebolla pertenece a la familia de las aliáceas, al igual que el ajo, la chalota y el puerro. Su pronunciado sabor se debe a la presencia de compuestos de azufre, moléculas con potencial anticancerígeno.
Puerro
Foto THOMPSON Y MORGAN
El puerro contiene varias vitaminas y minerales importantes para la salud, incluida la vitamina K. Una ración de 125 ml de puerro hervido proporciona 14 mcg de vitamina K, o el 12% del valor diario. El puerro también contiene luteína y zeaxantina, dos carotenoides cuya ingesta dietética sería beneficiosa para la salud ocular. Finalmente, aporta inulina, un prebiótico.
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