Par
Cyril Roy
Publicado el
10 de noviembre de 2024 a las 8:30 a.m.
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Hay algo mágico cuando Jonathan Fray está alrededor. El estilo que cultiva, con su fino bigote trabajado, nada tiene que ver. No es esquizofrénico, pero el joven tiene múltiples personalidades. En este cuerpo esbelto se codean el sébamorsentin Jonathan Frary, el ilusionista Emelius Magérium y la elfa de Papá Noel Socette Christmaster.
Recorriendo los alrededores de Évreux (Eure) con sus espectáculos, ya sea en instituciones o en casas particulares, empezó a hacerse un nombre. “Cuando la gente pasa junto a mí por la calle, se dicen: Oye, ahí está el duende, el tipo que jugo de escarabajo [l’un de ses spectacles est inspiré de l’univers de Tim Burton]…Me localizan. »
El mago local
Viaja a Charente o Bretaña, pero Emelius sigue siendo el mago local. Un papel que le sienta muy bien: “Por el momento, no veo ningún sentido en mudarme”, afirma. Si la magia es más necesaria que nunca para combatir la tristeza ambiental, el medio ambiente sigue siendo un nicho.
“Intentamos no pisarnos los unos a los otros, ser complementarios y aportar cosas diferentes. No somos como París, donde hay muchos magos y es difícil destacar entre la multitud”, analiza Emélius. El ilusionista comparte territorio con John Owenn (mentalista), Jérémy Marouani (mentalista e hipnotizador) y con el ilusionista Patrick Gess, de quien aprendió todo.
Alumno de Patrick Gess
Para seguir una carrera como prestidigitador, Jonathan Frary no recibió una carta de Hogwarts. “Al principio tocaba el djembé. No tuvo nada que ver”, se ríe. A casi todos los niños se les ofrecieron kits compuestos por varios trucos más o menos fáciles de realizar. Jonathan no es la excepción: a los 7 años practicaba con sus cartas harry potter y realizó trucos de magia aprendidos en los libros Atlas de su padre. En el foro de la asociación en Saint-Sébastien-de-Morsent, el niño que entonces tenía 11 años se enamoró de las manifestaciones de Patrick Gess.
Quería tomar sus clases de magia, pero era un poco caro en ese momento y mis padres no tenían el presupuesto. Y luego como tenía muchas ganas lo dejaron de lado y al año siguiente me matriculé.
Gracias a su perseverancia, Jonathan transformó su hobby en una profesión. En 2016, lanzó su empresa. Arte Magia y Co. “Los dos primeros años fueron paralelos a mis estudios. No generó mucho dinero, pero nos permitió cerrar contratos para espectáculos de fin de año”, recuerda el mago. Como Jonathan Frary era un nombre artístico “no muy bueno”, el joven indagó en la cultura pop para crear uno nuevo. Emélius le llegó de la mano de Emélius Brown, un “mago un tanto charlatán” de Disney El aprendiz de bruja.
hacerte soñar
En la ficción, la magia es un don, pero en la realidad hay que cultivarla. Trabajo, pero sobre todo ideas para hacer soñar al público. “Esa es la parte más difícil. Todos podemos comprar el mismo tour, pero lo que marca la diferencia es cómo lo llevamos”, enfatiza. A teatralidad que no falla al mago, que se inspira en varios universos: Tim Burton, la Navidad, Julio Verne y los viajes en el tiempo, el mundo de los magos… Una manera de acercar la magia a la magia.
La especialidad de Emélius es la ilusión. “Me encanta actuar en el gran escenario, magia visual », explica el hombre que tiene en su garaje un panel de ocho grandes ilusiones. Estos trucos en cuestión requieren habitaciones de cierto tamaño, el mago no suele tener la oportunidad de practicarlos. El 1 de febrero de 2025 se lo pasará en grande durante el festival de magia que organizará.
“Tengo un número mágico María Poppinscon un bolso que me sigue y del que saco una mesa, una lámpara de pie, cosas gigantescas, hasta sacar mi bufanda que baila a mi alrededor”, describe Emélius. Un acto diseñado a partir de accesorios mágicos combinados. “Hay muchas cosas que ya existen. Nos adaptamos más fácilmente de lo que diseñamos. Hay gente especializada en fabricación. Ya he diseñado un truco con varias barajas de cartas, pero no inventé las técnicas. »
“Ya no nos hacemos el conejo de la chistera”
“Lo que ofrecemos en el escenario no debe verse como un truco de magia comprado”, advierte el ilusionista. Tiene que ser una mezcla entre magia y encantamiento y podemos llevar gente al escenario. » Su profesión requiere una evolución constante. A Emélius le gustaría mejorar su truco del pañuelo de baile. “Pero necesitas dinero, unos 6.000 euros. » La magia tiene, de hecho, un coste bastante elevado.
“Una gran ilusión, es carísima, vale al menos 1.500€ y puede llegar hasta los 7.000€. » Jonathan Frary tuvo la suerte de poder adquirir las grandes ilusiones de su maestro Patrick Gess a un precio más que competitivo. Trucos que luego metió en su propia salsa.
Si los espectáculos de magia parecen haber tenido su época dorada en el siglo pasado, el fenómeno se ha atenuado un poco en los últimos años. Pero para Emélius, la magia no se ha evaporado.
Podrías pensar que está desactualizado, especialmente hoy en día debido a la gente que explica los trucos en YouTube. Pero el público siempre está ahí.
El ilusionista cree que sus espectáculos atraen tanto a los niños como a los padres. “Creo que siempre seguirá siendo popular”, analiza. Sobre todo, logramos adaptarnos a los tiempos. Ya no hacemos eso del conejo fuera del sombrero, o si lo hacemos hoy, es de una manera cómica. »
Emelius organiza talleres de magia de la Asociación de Educación Popular Le Sentier para niños de 7 a 13 años, todos los miércoles de 14 a 16.30 horas, en Boumerang, 12, rue Léo-Lagrange en Saint-Sébastien-de-Morsent. 2025, a las 21 h, festival de magia en el ayuntamiento de Saint-Sébastien-de-Morsent. Información y reservas en www.aeplesentier.fr
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