No nos equivoquemos, Spider-Man existe. El hombre araña incluso reside en Saguenay, donde desde hace tres años difunde magia mediante apariciones espontáneas por toda la ciudad, para gran deleite de grandes y pequeños.
El enmascarado, que quiere que su identidad siga siendo desconocida para el público, es un apasionado de los superhéroes y del mundo de fantasía desde muy joven.
“Esta pasión no ha hecho más que aumentar con el tiempo. En un momento estaba leyendo un cómic donde veía a Spider-Man corriendo. Yo mismo, corriendo 12 km al día, pensé: “¿Por qué no?”. Allí pedí mi primer disfraz”, explica el hombre apodado “Spider-Man Saguenay”.
Sin embargo, su vida diaria dio un vuelco total cuando se puso el disfraz por primera vez para salir a correr como de costumbre.
Foto NICOLAS ST-PIERRE
“Fue instantáneo. La gente me paró, me tocó la bocina y se acercó a hablar conmigo para tomar fotografías. Fue entonces cuando me di cuenta de lo que estaba pasando. Así que me adapté y lo hago todas las semanas desde hace tres años”, añade.
Una agenda ocupada
Si inicialmente era sólo una forma de combinar negocios con placer, jugar a Spider-Man prácticamente se ha convertido en un segundo trabajo para alguien que ya tiene un trabajo a tiempo completo.
“En promedio hago entre 7 y 10 misiones por fin de semana, además de algunas apariciones entre semana, pero es como una endorfina. Es difícil de describir, pero si logro hacer sonreír a una sola persona durante mi día, seré feliz”, admite.
Foto NICOLAS ST-PIERRE
Estas misiones, como a él le gusta llamarlas, son en realidad apariciones públicas en fiestas infantiles y otros eventos diversos.
El Diario También lo acompañó en una misión a una guardería en Jonquière. A su llegada, no pasó mucho tiempo antes de que viéramos brillar los ojos de los niños, visiblemente felices de tener la oportunidad de conocer a un superhéroe.
Foto NICOLAS ST-PIERRE
“No hay nada más bonito que ver a un niño maravillarse así y es precisamente por eso que me puse el disfraz. Los adultos también tienen su papel porque sin ellos no hay magia”, explica.
Un privilegio
Quien pasa varias horas a la semana recogiendo sonrisas en los cuatro rincones de Saguenay subraya también que no tenía idea de que alcanzaría tal magnitud.
Foto NICOLAS ST-PIERRE
Sin embargo, dice no arrepentirse de nada, pues su proyecto le permitió conocer a personas que lo tocaron profundamente.
“Tuve la oportunidad de apoyar a dos niños que estaban enfermos y eso tuvo un gran impacto en mí. Si por unos minutos permití que estos niños olvidaran su enfermedad y mantuvieran la esperanza, cumplí mi misión”, dice emocionado.
“Es realmente un privilegio poder vivir momentos como ese y en el fondo, eso es ser un verdadero superhéroe”, concluyó el enmascarado.
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