En “La persecución infernal”, John Ford a menudo lo encuadra de cuerpo entero, todo piernas. La actuación del actor debe mucho a esta esbelta silueta. Es elogiado en el documental “Henry Fonda, la justicia como lema”, que también se podrá ver esta tarde en Arte.
Por François Ekchajzer
Publicado el 3 de noviembre de 2024 a las 20:00 horas.
D‘nadie jura por las piernas de Cyd Charisse en Todos en el escenario o cantemos bajo la lluvia. Ninguno, para mí, iguala a los de Henry Fonda, a quien Arte dedica una velada. Dudo haberlos visto alguna vez descubiertos, pero encuentro en ellos una elocuencia comparable a la de su mirada clara que basta un poco para oscurecer. John Ford, que lo dirigió en siete películas, quedó encantado con el enfoque del actor. “Él podría haber [le] viendo a la gente caminar por una calle”, nos cuenta Winston Miller, guionista de La persecución infernal (estúpidamente traducido de Mi querida clementina), que abre la velada. Si John Wayne, con quien el director rodó una veintena de westerns, ondula sus nalgas con relajación, el estilo de Fonda es de carácter aristocrático: piernas que alargan el busto y crean una silueta esbelta, que Ford explota como ningún otro. En esta obra maestra de 1946, donde el actor compone un Wyatt Earp de inesperada delicadeza, el cineasta se deleita con el juego de sus miembros inferiores, enmarcándolo frecuentemente en toda su longitud para dar rienda suelta a su expresión erguida y relajada. La forma en que camina por la calle principal de Tombstone o estira sus bastones desde la silla del barbero contribuye a la definición de su carácter, una virilidad atemperada por una suave elegancia.
Emitido en la segunda parte de la velada, el documental Henry Fonda, la justicia como lema dijo de él que se reconcilia “las antiguas exigencias de la masculinidad con fragancias nuevas, sutiles y refinadas”. Dos escenas de La persecución infernal apoyan esta afirmación: aquella en la que, bien afeitado y perfumado para acompañar a Clementine al baile, se encuentra bailando con ella, levantando demasiado las rodillas para no perder un poco de dignidad; y el recurrente que lo muestra balanceándose hacia atrás en un asiento. Luego comienza como un movimiento de danza, sus botas se apoyan alternativamente en un poste del toldo bajo el cual se encuentra. Las verticales ligeramente fálicas de la decoración (cactus, postes) se combinan con la horizontalidad del juego de pies, que las contradice de manera infantil: no podría ser menos viril.
s La persecución infernal en Arte, domingo 3 de noviembre, a las 21 h.
q Henry Fonda, la justicia como lemaen Arte y Arte.tv, el domingo 3 de noviembre, a las 22:35 horas.
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