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¿Deberíamos temer la invasión de zombies digitales? – Portal católico suizo

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Rechazo de la desaparición, difícil gestión del patrimonio digital, modificación de la relación con la finitud… la presencia cada vez más fuerte de la tecnología digital en nuestra vida cotidiana modifica nuestro vínculo con la muerte y el duelo. Un estudio reciente de Zurich examina estas cuestiones.

“Mamá, ¿dónde has estado? ¿Has pensado en mí? Estas fueron las palabras de Na-Yeon a su madre en 2020. Pero Na-Yeon murió repentinamente de una enfermedad en 2016, a la edad de siete años. Por tanto, no se trataba de la pequeña niña surcoreana, sino de su avatar digital, creado en el marco de un programa de televisión. Su madre, entre lágrimas, pudo conversar con ella e incluso tocarla en una realidad virtual.

Un episodio mencionado en el estudio. Muerte en la era digital (2024), estudio realizado bajo la dirección de Jean-Daniel Strub, director de la oficina etix. En el marco de la Conmemoración de los Difuntos, celebrada el 2 de noviembre en la Iglesia católica, el ético y teólogo protestante aclaró algunos puntos para cath.ch.

El ético y teólogo protestante Jean-Daniel Strub dirigió el estudio “La muerte en la era digital” | © Rafael Zbinden

¿Vamos hacia una multiplicación de experiencias como las de Na-Yeon? ¿La creación masiva de avatares de personas fallecidas?
Jean-Daniel Strub: se trata de allí desde un campo conocido como “Grief Tech”, que se refiere a tecnologías y servicios digitales diseñados para apoyar a personas y familias en el proceso de duelo y afrontamiento de la pérdida. Sigue siendo una realidad de nicho, que afecta principalmente a países como Estados Unidos, China o Corea del Sur, y muy poco a Europa. Para nosotros, se diferencia del “Death Tech”, que se refiere más bien a la gestión de directivas anticipadas, a la organización de funerales o incluso a espacios de memoria.

¿Podría generalizarse la “tecnología del duelo”?
Es imposible, a partir de nuestros datos, formular más que hipótesis. El tema de los avatares de los fallecidos forma parte del tema más amplio de los ‘Companion Bots’ o ‘Chat Bots’, entidades virtuales “compañeras”. Si el fenómeno ha adquirido cierta magnitud, es difícil decir que continuará. Un programa reciente de la televisión alemana SRF puso en contacto a cinco personas con un ‘Companion Bot’ durante tres semanas. Los participantes rápidamente empezaron a aburrirse, sobre todo por la falta de autenticidad de las entrevistas.

Así que pronto no tendremos a nuestra abuela como avatar virtual en nuestra computadora o como robot humanoide en nuestra sala de estar…
Esto dependerá en gran medida de ese espacio teórico que llamamos “Uncanny Valley”. Cuando la máquina se parece demasiado a un ser humano y no lo suficiente, provoca una sensación de malestar e incomodidad. No es seguro que un robot que se parezca más a un humano sea el mejor aceptado. La industria trabaja constantemente para encontrar la mejor manera de salir de este “valle”. Pero no imagino que, aparte de avances técnicos significativos en cuanto a la respuesta emocional y la apariencia física de estas entidades virtuales, estas aplicaciones puedan ir más allá del nicho.

el informe Muerte en la era digital Fue encargado por TA-SWISS, Fundación para la Evaluación de Opciones Tecnológicas y centro de competencia de las Academias de Ciencias de Suiza. El objetivo de TA-SWISS es reflexionar sobre las repercusiones – oportunidades y riesgos – del uso de las nuevas tecnologías. El estudio fue realizado por la oficina ethix – laboratorio de ética de la innovación (Zúrich), en colaboración con la Universidad de Lausana, el Centro Hospitalario Universitario de Vaud (CHUV) y la Haute École d’Ingénierie et de Gestion del Cantón de Vaud (HEIG -ENFERMEDAD VENÉREA).

Un tema más importante es el de la “personalidad” que casi todo el mundo tiene ahora en Internet.
Después de una muerte, la herencia del patrimonio intangible (datos personales) a menudo deja a los seres queridos y amigos angustiados e impotentes. Sin los accesos y contraseñas de las diferentes cuentas, es casi imposible actualizar los datos de una persona fallecida o eliminar sus perfiles en el momento oportuno. Además, los datos o cuentas que no estén protegidos por derechos de autor y, por tanto, no tengan valor material, no forman parte del patrimonio.

¿Esta realidad también conlleva riesgos psicológicos?
Uno de los riesgos es un encuentro no solicitado con una persona fallecida, por ejemplo una notificación automática en una red social procedente de su perfil. Una experiencia así ciertamente puede causar un shock emocional en las personas en duelo.

¿Cuáles son los otros peligros de los avances tecnológicos relacionados con la muerte identificados por su estudio?
Nos ocupamos en particular del fenómeno de la “segunda pérdida”. Muchas aplicaciones en el campo de “Death Tech” y “Grief Tech” aparecen, pero también desaparecen rápidamente. Si ha creado el perfil de un ser querido fallecido, lo consulta periódicamente en una aplicación específica y ésta suspende sus servicios, esta “segunda pérdida” sin duda puede aumentar la dificultad del duelo.

“El uso de herramientas digitales ciertamente puede presentar el riesgo de no poder superar el duelo”

Más allá del aspecto emocional, ¿qué problemas éticos y sociales pueden surgir?
El duelo, y la relación con la muerte en general, representan aspectos muy ambiguos. Se vivirán de forma muy diferente según la persona. Por tanto, es imposible generalizar. El uso de herramientas digitales ciertamente puede presentar el riesgo de no poder superar el duelo, por no haber trabajado lo suficiente para aceptar la desaparición de su ser querido. Pero para otros, los recursos tecnológicos también pueden facilitar el duelo.

Nos planteamos la cuestión de la “modificación social de lo efímero”. ¿Hasta qué punto la tecnología nos proporciona soluciones innovadoras para superar la finitud humana? Por el momento, ciertamente no puede, porque no todos los componentes que componen un ser humano pueden reconstituirse virtualmente.

¿Existe entonces el riesgo de perder el sentido de finitud?
El valor de la finitud ha sido una noción controvertida desde la Antigüedad. Si defendemos la percepción filosófica de que la finitud da sentido a la vida, está claro que si este límite se desvanece, esto puede tener un impacto. Pero, repito, es demasiado pronto para sacar conclusiones.

Ante la pérdida de un ser querido, ¿no es la confusión entre lo real y lo virtual el mayor peligro?
Esta confusión no es específica de este ámbito, puede existir en muchos otros sectores digitales, como el de los videojuegos, por ejemplo. Pero está claro que el duelo hace a las personas particularmente vulnerables, lo que las pone en mayor riesgo, no sólo de perder contacto con la realidad, sino también de dejarse manipular o abusar de ellas.

¿Pueden las aplicaciones de lo que llamamos “más allá digital” competir con los rituales religiosos?
Me cuesta imaginarlo. No hemos identificado ninguna aplicación que sustituya los rituales de despedida. Estas ofertas se dirigen principalmente a los preparativos para la muerte o la conmemoración, pero no a los ritos de transición.

“Los servicios ofrecidos deben tomar medidas contra la ‘segunda pérdida’, la desinformación, la manipulación o incluso la confusión entre lo real y lo virtual”

De hecho, estas aplicaciones pueden incluso facilitar los preparativos del funeral o proporcionar nuevas formas de honrar la memoria. La tecnología permite descentralizar los recuerdos. Las personas que tienen dificultades para acudir al cementerio pueden honrar a un difunto a distancia. Este tipo de oferta sin duda permite a determinadas personas hacer un mejor duelo. El desarrollo tecnológico también tiene sus aspectos positivos.

En última instancia, ¿qué piensa sobre estas tecnologías después de su estudio?
El principal interés era demostrar lo que ya es posible hacer y lo que aún se podría hacer en el campo del “Digital Afterlife”. Las implicaciones pueden ser múltiples, tanto positivas como negativas.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que estas tecnologías se dirigen a personas que se encuentran en procesos extremadamente individuales, íntimos y delicados, que viven un periodo de gran vulnerabilidad. Por ello creemos que los servicios ofrecidos deben tener esto en cuenta y tomar medidas contra la ‘segunda pérdida’, la desinformación, la manipulación o incluso la confusión entre lo real y lo virtual. Las aplicaciones deben evitar enfrentamientos no deseados con una persona fallecida y facilitar la posibilidad de borrar datos.

A nivel público, se trata de tomar conciencia de la necesidad de planificar su sucesión digital. En este sentido, recomendamos organizar campañas y sesiones informativas. (cath.ch/rz)

© Centro de Medios Católicos Cath-Info, 01.11.2024

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