Hello Kitty, la encarnación por excelencia del lado kawaii (lindo) de la cultura popular japonesa, celebra su 50 aniversario el viernes y continúa enriqueciendo a sus creadores japoneses.
Creada en 1974, la figura, que parece un gato blanco con un eterno lazo rojo, es un éxito mundial: su rostro aparece en decenas de miles de productos, desde peluches hasta mochilas escolares, desde ropa hasta electrodomésticos. El personaje de rasgos esquemáticos –una niña londinense y no un gato, asegura el grupo japonés Sanrio, que explota la licencia– tiene una sólida base de fans que lo convierte en una máquina de beneficios.
En California, Helen ha habilitado una sala entera para guardar miles de peluches y objetos con la imagen de la enigmática Kitty, entre ellos vasos, un sillón, dispensadores de chicles…
“Le decimos a la gente de mi edad que es para niños, eso me hace reír”, ríe este estadounidense de 50 años, que conduce un todoterreno decorado con el personaje y dirige un club de fans local.
Dice estar “obsesionada” desde que el personaje llegó a Estados Unidos en los años 70, asegurando que las horas que pasa entre sus peluches “calman al niño” que lleva dentro. Al principio, Hello Kitty ilustró un bolso, luego, a lo largo de las décadas, apareció en artículos muy heterogéneos, oficiales o no, hasta asociarse con marcas como Adidas y Balenciaga.
Una película en preparación
Su popularidad no pierde fuelle: una película de Warner Bros. Mientras se prepara, el año próximo se le dedicará un nuevo parque temático en el sur de China.
Desde que el joven Tomokuni Tsuji sucedió a su abuelo como director general de Sanrio en 2020, la empresa ha visto multiplicarse por siete el precio de sus acciones, hasta superar el equivalente a 6.000 millones de euros de capitalización bursátil.
“Sería estúpidamente cínico decir que no necesitamos estas cosas suaves, esponjosas y rosadas. Dada la naturaleza inconexa de nuestra vida contemporánea, quizás lo necesitemos más que nunca”, dijo a la AFP Christine R. Yano, de la Universidad de Hawaii. “No se trata de un fenómeno que haya terminado ni esté a punto de terminarlo, al menos a corto plazo”, predice la antropóloga, autora de un ensayo sobre Hello Kitty, “Pink Globalization”.
falta la boca
A diferencia de otras exportaciones culturales japonesas, Pokémon o Dragon Ball, Hello Kitty nunca ha sido objeto de un universo narrativo particularmente desarrollado.
Según Sanrio, tiene una hermana gemela (Mimmy), un novio (“Dear Daniel”) y un gato como mascota. Le encanta la tarta de manzana y sueña con ser pianista… o poeta.
Pero el resto es una página en blanco abandonada a la imaginación, como “un gráfico abstracto y minimalista, dotado de una sencillez y una elegancia capaces de hablar al mayor número de personas”, subraya Christine R. Yano, evocando un “producto virgen”. .
Algunas comentaristas feministas sintieron que la falta de boca de Hello Kitty, que le impedía expresarse, simbolizaba su falta de poder. Al contrario, “nos permite reflejar” diferentes emociones, responde Yuko Akiyama, responsable de gestión global de marca de Sanrio. “Si estás triste, Hello Kitty te consuela. Cuando estás feliz, ella comparte tu felicidad”.
Celebridad Novia
Las celebridades que aman a Hello Kitty son legión, desde las cantantes Lady Gaga, Nicki Minaj y Katy Perry, hasta el monarca británico Carlos III. La cuenta de TikTok dedicada al personaje, consagrado como “patrón de los súper adorables”, deleita a 3,5 millones de suscriptores con memes o fotografías de apariciones durante competiciones de béisbol estadounidense.
Tenga en cuenta que Sanrio posee los derechos de autor de cientos de otros personajes, y Hello Kitty sólo representa el 30% de las ganancias hoy, en comparación con el 75% hace diez años.
(afp)
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