Carlos III interrogado por un representante aborigen durante su visita al Parlamento australiano

Una gira oficial llena de acontecimientos. En medio de un viaje oficial a Australia junto a su esposa Camilla Parker-Bowles para fortalecer los vínculos entre la monarquía británica y una de sus antiguas colonias, el rey Carlos III fue un tanto abucheado por un activista este lunes 21 de octubre. La víspera ya había sido recibido por manifestantes frente a una iglesia anglicana en Sydney, que pedían a la monarquía que “descolonizara” el país.

Esta vez, fue durante un discurso pronunciado en el parlamento australiano en Canberra cuando los opositores a la monarquía hicieron oír su voz. Después de su discurso, el monarca de 75 años fue interrumpido por un representante electo y activista aborigen, acusando a la familia real británica de estar en el origen de un “genocidio”.

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“Cometiste genocidio contra nuestro pueblo. Devuélvenos nuestra tierra, devuélvenos lo que nos robaste. Nuestros huesos, nuestros cráneos, nuestros bebés, nuestra gente”, gritó antes de que personal de seguridad la sacara del edificio oficial. “Ustedes destruyeron nuestras tierras (…) son genocidas. Esta no es tu tierra y tú no eres mi rey, no eres nuestro rey”, siguió insistiendo. La senadora independentista aborigen, Lidia Thorpe, vestía un traje indígena y una capa de piel. Una provocación ante la que la pareja real no reaccionó.

“La colonizadora Su Majestad la Reina Isabel II”

Este no es el primer arrebato del senador. De hecho, Lidia Thorpe es conocida por haberse opuesto firmemente a la monarquía en numerosas ocasiones. En agosto de 2022, semanas antes de la muerte de Isabel II, el político de 51 años juró lealtad a regañadientes al difunto monarca, que entonces todavía era jefe de estado de Australia.

“Juro solemne y sinceramente que seré fiel y guardaré verdadera lealtad a la colonizadora Su Majestad la Reina Isabel II”, declaró durante su toma de juramento en el Parlamento, antes de ser reprendida por el presidente de la sala. Una ceremonia que luego acabó abandonando, calificándola de “arcaica” y “ridícula”.