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Su pequeña casa, al pie de las murallas de un famoso pueblo, que su discreto hijo Valentín nunca abandonará

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Yves Montand, que hoy hace 103 años nació, este domingo 13 de octubre, cumple 63 años cuando hizo construir una casa muy pequeña en 1984, al pie de las murallas del bonito pueblo de Saint-Paul-de-Vence, situado al este de Niza. El que tuvo un romance con Marilyn Monroe (que se cuenta en la obra Bungalow 21) descubrió este lugar durante una de sus giras por la Costa Azul en 1949, durante la cual visitó a Jacques Prévert, que se hospedaba en el hotel La Colombe d’Or.

Me enamoré del lugar y volví tan pronto como pude, todos los años.“, relató el intérprete deEn bicicleta en un informe. Cabe señalar que fue allí donde se casó con Simone Signoret, en diciembre de 1951. También fue allí donde conoció a personas que impulsarían su carrera como actor, como Henri-Georges Clouzot, que le ofreció un papel en El salario del miedoo Costa-Gavras, que le hará interpretar en varias de sus películas, entre ellas La confesiónun papel del que estaba muy orgulloso.

Yves Montand, su hijo Valentin “nunca” se separará de su casa

Saint-Paul de Vence, que es un recordatorio uno de los pueblos más famosos y turísticos de la Costa Azul, También fue una oportunidad para Yves Montand de reencontrarse con sus raíces, él que creció en Marsella, después de huir de la Italia fascista con su familia. Pero seguramente te preguntarás qué fue de su casa. Pues bien, su hijo Valentin Livi (nacido de su amor con su última pareja, Carole Amiel), ¡se quedó con ella! Además, había recibido a nuestros colegas de Partido de Parísen 2016.

Mi padre compró y transformó un pequeño restaurante, justo enfrente de La Colombe d’or. La piscina que compartíamos con otros copropietarios era la del pueblo. Y el edificio es tan discreto que en verano los turistas abren nuestra puerta pensando que encontrarán los aseos del estanco de al lado.“, explicó al semanario, al tiempo que indica que no puede”Nunca“con”separado”de esta casa. Porque, aunque tiene poco en común con su famoso padre, habrá pasado muy buenos momentos aquí, con él, y así guarda buenos recuerdos.

Y a pesar de sus diferencias, Valentin ha mantenido una tradición paterna: ¡la petanca! “Al jugar fichas en la plaza del pueblo, terminé convirtiéndome en un jugador decente.“, bromeó, con modestia, el joven de 35 años, para concluir esta entrevista.

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