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Saïd El Haddaji, un coreógrafo de moda (Por: Brahim Zarkani)

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Por: Brahim Zarkani*

En el marco de una gira por institutos franceses en Marruecos, Saïd Haddaji, un joven coreógrafo marroquí, presentó su cuarta creación con la complicidad de cinco bailarines de Marruecos, Senegal, España y Francia. Un espectáculo que llamó la atención de un público sediento de una creación que sitúa su planteamiento artístico en lo más profundo de Marruecos.

“No hay tiempo para el tiempo» es el intrigante título de la última creación del joven coreógrafo Saïd Haddaji. François Mitterrand decía “Dejad el tiempo al tiempo”, pero el tiempo de la creación se limita a un período de tiempo. La creación artística está condenada a lo efímero. En otras palabras, el momento de una actuación frente al público no puede garantizar que el espectáculo sea el mismo.

El tiempo está muy presente en esta pieza coreográfica protagonizada por cinco mujeres. Saïd Haddaji, el vigilante de los gestos, eligió este momento para ir al encuentro de la vida cotidiana y de estas mujeres olvidadas. En lo profundo de la región de Chtouka Aït Baha, tomó su bastón de peregrino para dedicarse a una práctica que para él es esencial: la recopilación de gestos y posturas sin caer en el voyerismo. Puso el ojo del coreógrafo en modo acción, que almacena estos movimientos que posteriormente servirán como material para modelar y explotar en la escritura coreográfica de su espectáculo.

La cuestión del tiempo, mencionada en el preámbulo, es vital porque la coreógrafa se preocupa por establecer una temporalidad adecuada a todas las actividades cotidianas que las mujeres deben realizar a lo largo del día. El coreógrafo se vio llevado a recurrir al desarrollo de varios actos en forma de escenas dando lugar a una sucesión de escenas.

Ciertamente, hay un hilo conductor que conecta estas escenas, es la acción la que se erige como sinónimo de no respiro. Sin embargo, la relajación es fundamental para recuperar energías y continuar con este trance permanente. Efectivamente, desde el primer momento hay que levantar una carga que se asemeja a estas formas magníficamente tejidas por las mujeres de la montaña. Es el producto por excelencia de la recolección de leña seca que las mujeres deben llevar a la espalda. Así, esta imagen de estas mujeres dobladas bajo el peso de la carga nos recuerda a la piedra de Sísifo en la mitología griega. Porque hay que volver todos los días para realizar la misma tarea. Este paseo –normalmente tan lento que realizan las mujeres de la montaña– se transforma en el escenario en un movimiento vacilante habitado por el deseo de recuperar el equilibrio. Los cuerpos están a merced de este cuerpo extraño que es tan pesado de transportar. Esta escena inicial, acompañada de música que anuncia el color de lo que sucede a continuación, inicia un ritmo donde el descanso es casi ausente. La dificultad para respirar es palpable porque escuchamos esta respiración de un cuerpo de cinco, que no deja de retorcerse y manifiesta el deseo de cruzar el espacio y el tiempo.

No hay ninguna exención en el horizonte. Todas las tareas se desarrollan como estas cinco pantallas proyectadas en el escenario mientras despiertan nuestra curiosidad. Este proceso admirablemente creado por el escenógrafo Aït Hammou Mohamed Amine para redoblar la intensidad e invitar al espectador a salir del escenario y participar a través de su mirada en este tejido que marca un momento en el que las mujeres se entregan a su imaginación. Una especie de viaje más allá del marco.

La música de Abdellah M. Hassak, artista sonoro, DJ/productor musical y director artístico, no sólo forma parte del decorado, no está incrustada como elemento de acompañamiento: está inscrita en las venas de estos cuerpos en trance. Porque esta música es fruto de la investigación del patrimonio musical marroquí. Este último se caracteriza por su diversidad musical tan rica en el sur de Marruecos. Y es una forma de revisitar estos ritmos dándole una carga emocional que dialoga con lo que sucede en el escenario.

Saïd Haddaji, a través de esta creación, nos ofrece una mirada atípica sobre la escritura coreográfica en Marruecos. Este espectáculo merece ser presentado en otro lugar. Y es hora…

*Crítica de Arte

Dijo El Haddaji, bio expreso

Said El Haddaji es un artista marroquí, muy interesado en los gestos cotidianos, continuará su investigación artística en constante conexión con lo que sucede dentro de la sociedad marroquí. Su primer contacto con la danza se produjo en 2005. Primero con el baile hip-hop, antes de interesarse por la danza contemporánea.

En 2018 fundó Cie Hna-ya, con sede en Marruecos, y creó su primer solo “Obscurité”, presentado en varios festivales internacionales en Marruecos y en el extranjero. La segunda pieza de la compañía, titulada “Dans le vent”, es un dúo producido entre Marruecos y Francia en colaboración con Manon de Matauco.

En el centro de su actividad, la Sociedad ha desarrollado horarios de transmisión que se desarrollan en Marruecos, Francia, Países Bajos y Burkina Faso. La tercera creación coreográfica “Sorakhe” (cuarteto) es el resultado de una serie de residencias en colaboración con el Goethe Institut (Rabat, El Cairo, Túnez), el Instituto Francés de Marruecos, el CND de Lyon y el CCN de Roubaix. Sorakhe se presentó en la Bienal de Danza Africana (Marrakech) en noviembre de 2021 y continúa de gira internacional. Said fue invitado al programa profesional Shubbak (Reino Unido), así como a los Seminarios del Festival de Aviñón 2021.

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