Era el día D. Mientras Donald Trump tomaba las riendas de la Casa Blanca, muchos detractores de X (antes Twitter) se habían comprometido a abandonar la red social el 20 de enero. Con el reproche hecho a la plataforma propiedad de Elon Musk, el hombre más rico de el mundo y mano derecha del 47º presidente de los Estados Unidos, de haberse convertido en una agencia de propaganda al servicio de sus ideas reaccionarias.
Mientras que varios medios hexagonales (incluidos Liberación) han anunciado su marcha en los últimos días, ¿qué pasa con los políticos en Francia? ¿Y en particular los diputados? El lunes, La France insoumise y el Partido Socialista detallaron su posición. En un comunicado de prensa, el grupo parlamentario LFI, denunciando el control de Musk, declaró que mantendría su presencia en la plataforma: “Por el momento, seguimos defendiendo nuestras ideas y nuestras propuestas en la red social X para no dejar el campo únicamente a los defensores de una ideología preocupante y mortal”. Si bien pide inversiones en la red BlueSky, “Seguir convencido de la dificultad a largo plazo de permanecer en [X]». El 14 de enero, en RTL, el diputado y coordinador nacional de LFI, Manuel Bompard, ya había apoyado la idea de que la cuestión de abandonar la red social requería una “Respuesta colectiva y política, no individual”. Jean-Luc Mélenchon también había descartado cualquier deseo de irse