Como cada semana, aquí está la elección de nuestros dos especialistas del cine entre los estrenos de la semana.
Adaptado del bellísimo libro del periodista y escritor Sorj Chalandon – que combina el amor por el teatro y los campos de guerra (en plural) en el Líbano en 1982 –, la cuarta pared etapas Georges (Laurent Lafitte), francés poco consciente de los combates in situ y de las tensiones fratricidas entre comunidades. Va a Beirut después de una promesa hecha a un viejo amigo enfermo, para montar Antígona d’Anouilh, con una tropa que debe mezclar los diferentes bandos políticos y/o religiosos.
La ambición es peligrosa, por no decir una tarea francamente imposible, especialmente cuando la guerra toma el control. Ensayar y representar esta obra, hacer de ella una novela y luego adaptarla al cine en 2025, tres creaciones que al final se responden entre sí. David Oelhoffen lo está haciendo mejor que bien, ciertamente guiado por la experiencia y los recuerdos del autor que vivió esos terribles años en Medio Oriente cuando trabajó para Liberación. lEl casting, con Laurent Laffite a la cabeza, es realmente eficaz. Las escenas que no hay que perderse, en particular la llegada del protagonista al infame campo de refugiados de Chatila, están logradas.
Basada en una historia real de principios de los años 1970 durante la dictadura militar en Brasil. En la familia Paiva, una pareja unida y sus cinco hijos, todavía vivimos en la forma despreocupada que conocía Brasil antes de esta página oscura de la historia. En Río, cerca de la playa, la casa siempre está llena: adultos y jóvenes festejan, hablan de música, estamos en medio de un boom tropical. Cuando el padre, Rubens, arquitecto y ex diputado de izquierdas, es secuestrado por milicianos, nunca será encontrado. El resto es vida sin este hombre, una vida de esperanza, luego de tristeza, pero una vida de combate, dirigida por la madre, que debe hacerse cargo de todo. Será abogada y activista por la causa de los pueblos originarios.
Walter Salles conoció a esta admirable familia cuando era adolescente, quería compartir el lado bueno de esta vida antes de la dictadura. El director comenzó a filmar cuando Jair Bolsonaro llegó al poder en Brasil, la película se estrena con el regreso de Lula a los negocios, los ecos entre este frágil presente y el oscuro pasado del país son evidentes. Es de forma clásica -con una pizca de imagen y falsos archivos familiares muy años 1970-, melodiosa pero no demasiado, y sobre todo llevada por la formidable Fernanda Torres que ganó el Globo de Oro a la mejor actriz.