Rodada en los Pirineos Orientales en el otoño de 2023, la primera película de Isabelle de Sacy, “La fille d’un grand amour”, protagonizada por François Damiens e Isabelle Carré, se proyectará en primicia en el Castillet este lunes de diciembre. 16 a las 20.15 horas, en presencia del director y de la protagonista femenina.
La vuelta a lo básico para Isabelle de Sacy, guionista de cine desde hace unos veinte años. Se inspira en su historia familiar para realizar su primer largometraje, La hija de un gran amor.. Una película melodramática, protagonizada por François Damiens e Isabelle Carré, rodada en gran parte en el Bages y en Perpiñán el pasado otoño. Una historia que gira en torno al amor a primera vista pero también a secretos familiares y vidas ocultas, incluso desperdiciadas. La película, que se estrenará a nivel nacional el 8 de enero, se presentará en preestreno el lunes 16 de diciembre en el cine Castillet de Perpiñán a partir de las 20.15 horas en presencia del director y de Isabelle Carré.
El tema nació a principios de los años 90, cuando Isabelle de Sacy, estudiante de FEMIS, la prestigiosa escuela de cine parisina, realizó una película como parte de su plan de estudios sobre el tema “Filmar a tus padres”. Interroga a su padre y a su madre sobre su primer encuentro a finales de los años cincuenta en una boutique parisina. Ella mostrará este documental, al inicio de la película, su realización, con dos actores en el papel de padres. François Damiens es Yves, el padre, Isabelle Carré, Ana, la madre. Cuentan este amor a primera vista, dando dos versiones muy diferentes de este primer encuentro. Pero en el momento de la película, llevaban mucho tiempo divorciados.
Una granja al pie de las Albères
Estamos a principios de los años 90, Yves trabaja en un banco en París, Ana es anticuaria en la región de Perpiñán en una gran granja al pie de las Albères. Esta película será el buen motivo para permitir a Yves pasar un fin de semana en Cataluña, descubriendo la nueva vida de su ex esposa. Un reencuentro que pronto se convertirá en una discusión. La secuela, contada (más exactamente sufrida) por Cécile (Claire Duburcq), la hija, doble ficticia del director, está llena de giros, drama y momentos de alegría.
Muy personal, esta complicada historia familiar se rodó en gran parte en la casa del padre del director. Una magnífica casa de campo, con vistas a las Albères, que aparece regularmente en la película cuando François Damiens e Isabelle Carré pasean por los viñedos de los alrededores. Una región que Isabelle de Sacy conoce bien. Ella explica, en el dossier de prensa de la película, “Quería rodar en este rincón de Cataluña que conozco desde mi infancia, donde vivía toda mi familia materna. Estamos lejos de París, muy cerca de España, es el Sur, pero un Sur sin pintoresco, al pie de las montañas Quizás incluso más que la naturaleza, lo que llama la atención allí es la luz.” Y efectivamente, esta película es luminosa, cada vez más iluminada por este gran amor y la liberación, a través de la palabra y la escritura, de la madre y el padre de Isabelle de Sacy.