Presentada en el Festival Internacional de Cine de Marrakech (FIFM), esta película se sumerge en el corazón de la primavera de 2019, en las animadas calles de Jartum, donde una juventud sudanesa enardecida celebra la caída del dictador Omar Al-Bashir después de tres décadas de un régimen opresivo y sangriento.
Desde las primeras escenas, Meddeb, con la cámara al hombro, captura una energía cruda y contagiosa: las canciones resuenan, las paredes se cubren con vibrantes frescos y los carteles reivindican un Sudán libre del tribalismo y uno pluralidad religiosa. Pero este tumulto de libertad emergente, impulsado por una generación ansiosa de cambio, pronto fue barrido por la represión militar.
El enfoque de Meddeb se distingue por su sensibilidad y su mirada profundamente humana. No busca analizar la complejidad de las fuerzas políticas en juego, como los poemas recitados por los activistas que filma, su cine privilegia el momento, la emoción y el testimonio de voces a menudo ignoradas. Esta elección artística resuena tanto más cuanto que forma parte de un enfoque personal: Meddeb, de ascendencia norteafricana, ve en este levantamiento un eco de las aspiraciones de su propio padre, que soñaba con un mundo árabe transformado por una revolución feminista y progresista. .
La película no se detiene en la euforia del momento. También registra el inexorable giro hacia la violencia que, aún hoy, consume al país. Entre enfrentamientos internos e interferencias extranjeras motivadas por la riqueza mineral de Sudán, Meddeb centra su lente en los supervivientes de este caos, ofreciéndoles una plataforma mientras los medios internacionales miran hacia otro lado.
Más allá del informe, Sudán, recuérdanos es una reflexión sobre el poder de las palabras y las imágenes frente al olvido. Al igual que su película anterior, París Stalingradoel director rinde homenaje a las resistencias invisibles, a esas vidas que, a pesar de todo, se aferran a la poesía como último baluarte contra la muerte. “ Las balas no matan, dice activista, lo que mata es el silencio de los hombres ».
Meddeb, al rechazar este silencio, nos invita a no mirar hacia otro lado. Su película es una obra necesaria, un grito de advertencia y un himno a la resiliencia, un testimonio atemporal de la tenacidad de quienes creen, contra todo pronóstico, en un futuro más justo.