Del Puy du Fou a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, la batalla política se libra ahora en el plano estético

Del Puy du Fou a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, la batalla política se libra ahora en el plano estético
Del Puy du Fou a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, la batalla política se libra ahora en el plano estético
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La confrontación ideológica se produce en el terreno estético. La oposición entre progresistas y nacionalistas se manifiesta a través de espectaculares exhibiciones de herencia y cultura popular. Desde Puy du Fou hasta la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, el conflicto de imaginaciones políticas se desarrolla ahora a través de gigantescas escenografías históricas. Tanto es así que el desfile olímpico del 26 de julio en el Sena fue calificado de “tercera ronda estética” de la filósofa Sandra Laugier. Como si este desfile fluvial fuera un resumen de los valores del frente republicano en 3D. Una respuesta estética a la guerra cultural librada por la derecha conservadora, reaccionaria e identitaria que extiende su influencia en el ámbito medios de comunicación.

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Dirigida por Thomas Jolly, director artístico de las cuatro ceremonias de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, la historia de este “Sena Olímpico”, que rebautizó como “¡Se irá!” », fue escrito por cuatro coautores: el historiador Patrick Boucheron, la guionista Fanny Herrero, el dramaturgo Damien Gabriac y la escritora Leïla Slimani. Una aventura pensada para “para contar la historia de nuestra imaginación común”, durante el cual “Todos debían sentirse representados durante cuatro horas y media”recordaron durante una revisión de la redacción de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, el 12 de octubre, en el Rendez-vous de l’histoire de Blois. “La sociedad que mostramos en esta ceremonia, no la inventamos: es la que ya existe, ante nuestros ojos, y en la que pueden reconocerse muchas personas muy diferentes, y es también la que votó principalmente en contra de la retirada de identidad en semanas anteriores”analiza Patrick Boucheron.

El gesto fue una transcripción estética de una agitación política, aunque estas once pinturas que representan la libertad, la igualdad y la fraternidad, pero también “deportividad” o el “hermandad de mujeres”, fueron imaginados mucho antes, con el objetivo de aunar tradición y modernidad. Como uno de los momentos más llamativos de esta gran puesta en escena de París en forma de historia francesa inclusiva y abrasiva: “Me conmovió muchísimo ver a Aya Nakamura cantando y bailando en concierto con la Guardia Republicana, como si la armonía fuera posible a pesar de nuestras fracturas”testifica la filósofa Manon García. “Queríamos mostrar la ideología republicana, crear una ceremonia que conecte y pintar una Francia que acoge a todos en sus diferencias”resume Thomas Jolly.

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