Es hora de descubrir los mensajes dejados en el contestador automático RTL. “Hola, es renaud. Escuché la repetición de no me dejes de Jacques Brel de Camélia Jordana e Yseult. Yo también me recuperé un poco”. Continúa: “No estoy preocupado, lo olvidé todo, mi dinero, mis papeles, y no más penas, no puedo ni permitirme un vaso de Malibu”. una reacción de Francisco Cabrel : “Yo también, hice un cover”. Comienza a cantar: “Hay que olvidarlo todo, todo se puede olvidar. Incluso las llaves de la cabaña al fondo del jardín, hay que volver corriendo a buscarlas. No es práctico cuando tienes tantas, tantas. muy necesario”.
Thomas Pesquet Estaba con la señorita Jade para hablar de literatura. “Después de tanto éxito en las librerías, ¿te planteas escribir un segundo volumen de tus aventuras en la ingravidez?” pregunta el anfitrión. Dice: “Todavía tengo muchas anécdotas que contar sobre mis estancias a bordo de la Estación Espacial Internacional, donde tuve que tocar el saxofón boca abajo con una bola de pipí flotando a mi lado”. “También hubo un momento en que estaba en vivo desde la estación en el programa de las 8 p.m. de Delahousse y estaba tratando de pulir mis zapatos como todos sus invitados, pero estaba en calcetines”. “Por último, un segundo volumen no es necesariamente una buena idea”, lamenta el periodista…
¿Conoces los premios literarios más insólitos? Guillaume Durand nos ilumina sobre el tema: “Está, por ejemplo, el premio ‘libro aburrido’, concedido este año a Historia de la calderería en Poitou-Charentes, desde los orígenes hasta nuestros días de Jean-Marc Relou”. Y añade: “Puedo citar también el premio de ensayo periodístico, concedido este año al libro La discapacidad del apellido, un tabú francés de Jean-Claude Pignouf y Martine Exema en Ducon Éditions”. Precios que no dejan de sorprender…
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PÉPITE – Guillaume Durand revela los premios literarios más insólitos
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