Par
Clara Bonnelle
Publicado el
17 de noviembre de 2024 a las 13:36
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A sus 62 años, Patrick Lefort de Rue (Somme) es un verdadero apasionado de juegos de mesa. Con más de cien cajas cuidadosamente seleccionadas, no es un simple jugador: casi podríamos definirlo como un coleccionista. Sin embargo, esta pasión no es vieja.
Para sacar a tu hijo de los videojuegos
Ya retirado, fue durante el primer encierro, en 2020, cuando Patrick se sumergió en el mundo de los juegos de mesa.
“Quería que mi hijo dejara los videojuegos y, como muchas familias, recurrimos a los juegos de mesa”, confiesa. Desde entonces, esta pasión se ha convertido en mucho más que un hobby: una verdadera inversión, tanto personal como social.
Antes de comprar un juego, pido reseñas y miro comentarios en YouTube.
Hoy Patrick tiene más de 150. “No es el número lo que genera pasión”, explica. “Ya sea que tengas 300, 160 o 10 juegos, la pasión sigue siendo la misma”.
En el universo de Patrick cada juego tiene su lugar. Pero no se trata sólo de llenar los estantes: para él, cada adición debe tener significado. “Cuando te apasiona, pruebas los juegos antes de comprarlos. Pido opiniones, miro comentarios sobre YouTube. Es una inversión”, explica.
Entre sus favoritos, juegos alejados de los tradicionales A o Mille Bornes y más complejos, como Terraforming Mars, un juego de gestión de recursos en el que transformas el planeta Marte, o Ark Nova, donde debes gestionar un zoológico. “Estos no son juegos de mesa, sino juegos estratégicos”, explica Patrick, añadiendo que requieren paciencia y reflexión.
Algunas cajas son verdaderas obras de arte.
“Podemos pasar más de dos horas jugando al mismo juego”, añade el entusiasta. “Me gusta este lado incierto, nunca sabes si vas a ganar o perder, a veces te pueden abofetear al final de un partido”.
Para Patrick, el atractivo de los juegos de mesa va más allá del placer lúdico. “Hay cajas de juegos que son auténticas obras de arte”, señala con admiración. Las ilustraciones de portada, la calidad del material, la riqueza de las mecánicas de juego… cada elemento cuenta y contribuye a la experiencia.
Los juegos de mesa son intergeneracionales, tanto cognitivos como informativos.
Su colección se compone así de juegos con gráficos elaborados, que son para él tanto objetos de contemplación como de entretenimiento.
Patrick no se guarda esta pasión para sí mismo. Al contrario, lo transformó en una verdadera herramienta para compartir. En el seno de la asociación Vivre à Rue, lanzó tardes de juegos de mesa para los miembros de la comunidad, abiertas a participantes de entre 8 y 90 años.
Una pasión compartida para crear conexiones.
“Llevo conmigo una veintena de juegos cada vez”, explica. Esta selección está diseñada para ser accesible e incluye juegos como Skyjo y Just One, títulos fáciles de entender y aptos para todas las edades. “Los juegos de mesa, piensa, tienen la ventaja de ser intergeneracionales. Tanto cognitivo para los mayores como instructivo para los jóvenes”.
Para Patrick, se trata de llegar a un público amplio y demostrar que los juegos de mesa pueden ser un momento de intercambio y convivencia, mucho más allá del objetivo de ganar.
Estas tardes son para él una oportunidad de transmitir su pasión y al mismo tiempo permitir a los participantes descubrir nuevos mundos divertidos. “Aprendemos, nos divertimos, tomamos nuestra mente, jugamos según nuestras ganas, nuestro estado de ánimo”, explica entusiasmado.
Recientemente, también participó en el festival de juegos Naours, otra oportunidad para encontrarse con entusiastas y discutir sus últimos descubrimientos.
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