George Orwell revisado y corregido por mujeres

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“La vida invisible de la señora Orwell”, de Anna Funder, traducida del inglés (Australia) por Carine Chichereau, ed. Héloïse d’Ormesson, 496 p., 23 euros, digital 16 euros.

“Julia”, de Sandra Newman, traducida del inglés (Estados Unidos) por Hélène Cohen, ed. Robert Laffont, “Pavillons”, 416 p., 22,50 euros, digital 15 euros.

Desde finales de la década de 2010 y más aún desde su entrada al dominio público, el 1es Enero de 2021, la novela más famosa de George Orwell (1903-1950), 1984ha sido objeto de una serie de relecturas y reinterpretaciones que lamentablemente revelan la agudeza de su visión de pesadilla desarrollada en los albores de la Guerra Fría. Así, a la traducción original francesa de Amélie Audiberti (publicada por Gallimard en 1950) se sumaron otras siete entre 2018 y 2021, mientras que, al mismo tiempo, son nada menos que cinco adaptaciones en cintas cómicas surgidas entre 2020 y 2021.

Dos nuevos textos ilustran hoy la vitalidad de este movimiento, ampliando la obra fundacional de la escritora británica a la luz, esta vez, de una reapropiación femenina y feminista: Juliapor Sandra Newman, y La invisible señora Orwellde Anna Funder. En esta última obra, que parece no elegir entre ensayo y ficción y se presenta como una novela, el autor australiano de Stasillandia (ed. Héloïse d’Ormesson, 2008) cuestiona la silueta apenas visible de la esposa a la sombra de su gran hombre: Eileen O’Shaughnessy (1905-1945), con quien George Orwell se casó en 1936. Basado en cartas a su mejor amiga , entre otras fuentes directas o indirectas, intenta así pintar el retrato de quien siguió a Orwell a Cataluña durante la guerra. de España, mecanografió sus manuscritos, lo apoyó económica y emocionalmente durante casi una década. Para colmar los vacíos, Anna Funder no duda en recurrir a la ficción o en retratarse a sí misma y a su familia. Y más que ceñirse a la cronología de la vida de esta mujer que se vuelve invisible, este libro, cuyo evidente encanto reside en este intermedio, se convierte a lo largo de las páginas en una reflexión en torno a la pregunta: “¿Cómo hacemos desaparecer a una mujer? »

Un ejercicio de estilo peligroso

Bajo la máscara de la novela, Anna Funder se expone y se protege a sí misma, y ​​los críticos a veces se divierten cuestionando la veracidad del retrato que finalmente ofrece. Pero la observación que ella extrae de un Orwell “permaneció ciego en cuanto a la posición de las mujeres” Sin embargo, conserva toda su relevancia. Incluso lo consideraremos de buen grado como el punto de partida de Juliala novela de Sandra Newman. Pero al reescribir 1984 Desde el punto de vista de su (único) personaje femenino, Julia, la autora estadounidense construye una historia que obedece a una lógica emocional propia, diferente a la de la obra de George Orwell. En un peligroso ejercicio de estilo, da vida al escenario y la trama original de 1984 de forma perfectamente convincente, jugando con los recuerdos y las expectativas de sus lectores.

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