Mientras se celebra la 27ª edición de la Feria Internacional del Libro de Argel del 6 al 16 de noviembre, la editorial Gallimard ha sido invitada a no asistir. Y con razón: su libro emblemático de esta temporada literaria desafía el artículo 46 de la Carta para la Paz y la Reconciliación Nacional, adoptada mediante referéndum en 2005 por el gobierno argelino bajo el liderazgo del presidente Abdelaziz Bouteflika, tras el fin de la guerra civil argelina. Guerra (1992-2002). Una carta que encarcela a “cualquiera que, mediante sus declaraciones, escritos o cualquier otro acto, utilice o instrumentalice las heridas de la tragedia nacional, para socavar las instituciones de la República Argelina democrática y popular (…)”.
Con estas palabras Kamel Daoud, o más bien “Aube”, la heroína de huríesesta novela del escritor argelino –naturalizado francés en 2020 y exiliado en Francia desde 2023– ganadora del Premio Goncourt 2024, así como del Premio Landerneau de los Lectores 2024 y finalista del Reneaudot. Una novela en la que, además de levantar el velo tanto sobre esta “década negra” de Argelia –que se opuso al ejército y a los grupos islamistas– como sobre la condición de las mujeres en su país, Kamel Daoud logra la trampa de obligarnos a creer. que es una joven de 26 años, además embarazada, hasta el punto de llevarnos con él en esta transición aunque eso signifique malinterpretarlo también nosotros mismos. pero si huríesllamado así por estas vírgenes prometidas a los fieles musulmanes en el paraíso, era justo eso…
Los que saben leer entenderán cuando vean el escándalo de mis ojos y la monstruosidad de mi sonrisa.
Porque Aube no es una mujer cualquiera. Ella es una sobreviviente. En su cuello, una cánula. De oreja a oreja, una “sonrisa” de diecisiete centímetros. La de la cicatriz que le dejó el intento de degollarla cuando tenía cinco años, la noche del 31 de diciembre de 1999, en el pueblo de Had Chekala, en la provincia de Relizane, en el noroeste del país. La escena del degüello de Aube, paradójicamente imposible de reprimir, perpetrada por un islamista que hizo lo mismo –y lo consiguió– con su hermana mayor y sus padres, es realmente insoportable. Sacamos el libro en una mano y la otra en el cuello. Insoportable, incluso indescriptible. Y es ahí, en esta prohibición de decir cosas, donde todo está en juego para Aube, tanto como para Kamel Daoud.
“Las mujeres llevan las cicatrices de la guerra”
Asesinada por la hoja de un cuchillo veintiún años antes y amordazada unos años más tarde por la legislación de Argel, la casi muda Aube se revela, sin embargo, prolija. Impulsado por la escritura de emergencia de Kamel Daoud, derramando una especie de desbordamiento –¿enterrado tal vez? – desde sus años como periodista en Diario de Orán durante esta guerra, de la que cubrió las masacres y contó los muertos (unos 200.000), Aube cuenta en lo más profundo de su corazón, en este órgano que sirve de memoria nacional, cómo vive su vida de silencio ante el único interlocutor que la oye, y la escucha de verdad: su hija, en su seno. Un ser que aún no ha nacido, pero Aube no quiere verla nacer, porque “aquí no hay un lugar para ti, es un corredor de espinas para que una mujer viva en este país”.
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Se entrelazan las denuncias del autor contra la amnistía concedida a los combatientes de la resistencia en los años 1990 para la “reconciliación” de la nación; contra el recuerdo grandilocuente de la guerra de independencia de Argelia (1954-1962) y la imposición del olvido de estos años oscuros; contra lo que la religión –y los hombres de religión– han hecho a las mujeres. Quien renunció a la impregnación islámica de su adolescencia, adoptando finalmente el camino opuesto hasta el punto de ser objeto de una fetua de un imán salafista por unos comentarios realizados sobre el Islam en 2014, corre el riesgo de perderse y a veces lo consigue en los giros y vueltas de sus pensamientos y sus luchas.
Dios te hizo un susurro para que todos guardemos silencio cuando hables
La esperada historia de la guerra fratricida que Argelia optó por ignorar –que recuerda a cierto Líbano– es sustituida así por la de la lucha por la libertad de las mujeres, y viceversa, hasta que el lector comprenda que ambas están intrínsecas y vinculadas. en el amanecer. “Quien puede contar la historia de una guerra con autenticidad y verdad es una mujer. La guerra puede terminar para los hombres (…) pero las mujeres llevan las huellas de la guerra. Llevan en el cuerpo la huella de lo que queremos enterrar”, declaró el escritor en France Inter. agosto pasado. Con huríesKamel Daoud nos toma por el cuello al reabrir la herida de lo que no se dijo sobre la guerra civil argelina, y cambia su libertad en su país para reclamar la de las mujeres en Argelia y en todas partes.
La portada del libro.
Mientras se celebra la 27ª edición de la Feria Internacional del Libro de Argel del 6 al 16 de noviembre, la editorial Gallimard ha sido invitada a no asistir. Y con razón: su libro emblemático de esta temporada literaria desafía el artículo 46 de la Carta para la Paz y la Reconciliación Nacional, adoptada por referéndum en 2005 por el gobierno argelino bajo el liderazgo…
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