Las personas ciegas o con discapacidad visual podrán acceder al contenido de las exposiciones en una decena de establecimientos francófonos gracias a los “sopladores de imágenes”. El Museo Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (MICR) está lanzando esta iniciativa.
El lunes en Ginebra, representantes de organizaciones, personas con discapacidad visual y futuros voluntarios se reunieron en torno a los responsables de la asociación francesa que ofrece este servicio, sin precedentes en la Suiza francófona, para formular sus preguntas.
Decenas de empleados de museos o teatros asociados y de personas que acompañarán a los beneficiarios recibirán esta semana un gestión tres horas y media para convertirnos en “sopladores”.
Una persona ciega o con discapacidad visual puede ponerse en contacto con la asociación Souffleurs de sens, que le pondrá en contacto con uno de estos voluntarios, interesado en ver la misma exposición o espectáculo que ellos. Deberá hacerlo con dos semanas de anticipación. Luego se organiza una llamada telefónica dos días antes de la reunión conjunta para discutir las expectativas del beneficiario y establecer códigos.
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“Un diálogo”
“Blowing es un diálogo. Escuchamos a la persona. Cada experiencia es diferente”, cree uno de los responsables de “image Blowers”. En términos más generales, tanto las personas responsables como las personas con discapacidad visual están de acuerdo en la utilidad de este servicio, dijo a Keystone-ATS.
En un espectáculo, a veces se explican los movimientos escénicos con un toque en la mano y se acuerdan otras señales para que las personas con discapacidad visual muestren su “indicador” cuando lo necesiten. “Soy yo quien decidirá qué componente visible me falta”, añade una persona que utiliza este servicio desde hace años.
Según ella, la experiencia con un “incitador” que conoce el arte en el que se centra su apoyo es diferente a la que se vive con un ser querido. O los dispositivos habituales de museos o teatros.
Encuadre “demasiado corto”
Entre las personas con discapacidad visual presentes el lunes, la iniciativa aún no logra convencer. “Es realmente demasiado corto”, dijo uno de ellos sobre la supervisión de los voluntarios. Y “culturalmente tenemos todo lo que necesitamos” en Ginebra, según ella. Pero “siempre puede ser mejor”, dice otro ciego en la sala.
Para el Museo de la Cruz Roja, que trabaja en esta iniciativa desde hace un año, “el objetivo era tener una oferta cultural común” con otras instituciones, sin buscar sustituir su oferta existente. Pero este sistema con acompañantes es una novedad, afirma el MICR.
ats/edel