La primera semifinal del concurso de música de Eurovisión se celebró el martes por la noche en Malmö, Suecia. Más allá de las actuaciones musicales, se examinaron las posiciones de los artistas, mientras que el evento reivindica un carácter apolítico.
Porque desde principios de año se han multiplicado las peticiones para exigir la exclusión de Israel. A finales de marzo, candidatos de nueve países pidieron un alto el fuego duradero.
Durante el número inaugural del martes por la noche, finalmente fue el cantante sueco Éric Saade quien llamó la atención. El artista, cuyo padre es de origen palestino, había advertido que quería utilizar su actuación para protestar contra la participación de Israel y llevaba una keffiyeh alrededor del brazo.
Su gesto fue deplorado por la televisión pública sueca, SVT, que organiza esta 68ª edición junto con la Unión Europea de Radiodifusión (UER). “Es lamentable que utilice su participación de esta manera”afirmó Ebba Adielsson a la AFP.
El apoyo fallido del candidato irlandés
Cabe señalar que la candidata irlandesa Bambie Thug también intentó mostrar su apoyo a la causa palestina, pero se lo impidieron. Inicialmente había escrito en su cuerpo los mensajes “alto el fuego” y “libertad para Palestina” en el alfabeto irlandés Ogham, pero los organizadores intervinieron y se lo prohibieron.
En una conferencia de prensa nocturna, Bambie Thug dijo: “Fue muy importante para mí porque estoy por la justicia y la paz. Lamentablemente tuve que cambiar el mensaje a ‘coronar a la bruja’ a petición de la UER (los organizadores, nota del editor) Hoy”.
Israel participa en la segunda semifinal que tendrá lugar el jueves antes de la final del sábado. Se celebrarán varias manifestaciones para pedir la exclusión de Israel de la competición.
La segunda velada de semifinales se organizará el jueves y permitirá al talento belga Mustii destacar con la canción “Before the party’s over” para llegar a la final, prevista para el sábado por la noche.
