Netflix ofrece una nueva adaptación de Mister Ripley. Y para destacar, su director apostó por el blanco y negro.
Atractivo, impasible, envidioso y maquiavélico, Tom Ripley es un delincuente de poca monta en la Nueva York de los años 60. Podría haberse quedado allí, pero sin tener en cuenta la propuesta de un rico hombre de negocios. Su misión es traer a casa a Dickie, su único hijo que vive una existencia ociosa en un pequeño pueblo de la costa de Amalfi, cerca de Nápoles.
Pleno sol y el talentoso Sr. Ripley
Difícil seguir “Plein soleil” (1960) o “Talentueux Mr Ripley” (1999) con Alain Delon, Jude Law o Matt Damon. En esta flamante adaptación, en ocho episodios, de la novela de la estadounidense Patricia Highsmith, no hay estrellas pero sí prejuicios claros e inusuales para Netflix.
De hecho, Steven Zaillian, director y guionista de “La lista de Schindler”, eligió el blanco y el negro. Su creación refleja sus elecciones colorimétricas. Sobrio. Aquí no hay cámaras en mano ni tampoco travellings, Zaillian da protagonismo a los planos fijos. Encuadres contemplativos y cuidados en busca del detalle. Como Caravaggio, juega con la luz y también con las sombras y ofrece una estética refinada al servicio de una historia cautivadora.
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Saludamos también la actuación del irlandés Andrew Scott, ya visto en sherlock. Esbelto, con el pelo castaño peinado hacia atrás, interpreta a un fascinante y manipulador Tom Ripley. Un sociópata que también podría verse viviendo la dolce vita.
Stephanie Delannes
