“Vi en el tribunal lo que siempre he cuestionado: la imperfección de la vida”.

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La escritora y dramaturga Yasmina Reza en Berlín en 2022. BRITTA PEDERSEN/DPA PICTURE ALLIANCE A TRAVÉS DE AFP

Ya sean sus personajes tontos o sabios, vulnerables o feroces, Yasmina Reza nunca ha querido otra cosa que hacerles justicia. O más bien ser justa con ellos. La risa poderosa que provoca en nosotros, tanto en el teatro como en sus libros, no es un espasmo venenoso. Es una oleada de lucidez, un momento de verdad: ese hombre desnudo sentado en el borde de la cama, esa mujer que da pasitos de baile en medio del salón se nos aparecen de repente no en su ridícula postura, sino en nuestra vulnerabilidad universal. Cartógrafa de la soledad humana, Yasmina Reza tenía que ir, un día u otro, a ejercitar la agudeza de su mirada en los tribunales. Relatos de algunos hechosSu nuevo libro (Flammarion, 240 páginas, 20 euros, digital 15 euros) mezcla así recuerdos personales con relatos de procesos ordinarios o sensacionalistas. Ha conseguido encontrar allí a sus personajes habituales. “más allá de toda esperanza”, y con ellos el gran tema de su obra: los cuerpos asaltados por el desgaste del tiempo, la vida presa de la desolación.

Lea la reseña de Régis Jauffret | Artículo reservado para nuestros suscriptores “Historia de ciertos hechos” de Yasmina Reza: como un cuento para adultos

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En cierto modo, sus libros siempre han tratado de poner a prueba la existencia humana y su insignificancia. Pero ésta es la primera vez que se atreve a utilizar la forma de informes de juicios. ¿Por qué?

Hace ya quince años que voy a los procesos. Al principio iba sin tomar notas, por curiosidad. A muchos escritores les interesan las noticias, lo que creemos diferente de nosotros mismos. Pero los procesos son como una pequeña caja que contiene lo universal. Lo que creemos diferente no lo es. Ningún ser puede reducirse a un solo momento, a una sola acción. Toda la sociedad es convocada a juicio. Además de los primeros interesados, hay familiares, amigos, abogados, funcionarios, testigos… En el fondo, es el mundo familiar. Acabé viendo allí, a niveles muy diferentes, lo que siempre he cuestionado, la imperfección de la vida. Los procesos se han convertido en un tema en sí mismos y no, como creí al principio, en una fuente de inspiración accesoria. Nunca he escrito sobre otra cosa, la dificultad del hombre para habitar el mundo.

“Lo que creemos diferente no lo es”, dices… En un capítulo impactante cuentas cómo, junto a otras chicas de instituto, una vez acosaste a una profesora. En este libro en el que se habla de violencia y crímenes, ¿es esta una forma de encubrir tu propia crueldad?

Entrelazo escalas muy diferentes en Relatos de algunos hechosYa sea relatando crímenes, dolores, alegrías, y me sitúo en medio de los demás. Convoco a mis amigos, a mi propia existencia. No creo que la vida esté compartimentada. Es desordenada, y pasa de lo más banal a lo excepcional en poco tiempo. Es un baño común, con más o menos oportunidades, buena suerte. No pude extraerme de él. La historia de Ma mí Kling, que fue mi profesora de historia y geografía, todavía me persigue. Esta mujer, que era amable y gentil, desapareció. Nunca más dio clases. Veo esta historia como una forma de crimen silencioso.

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