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entre deporte y crecimiento económico

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ohOrganizar eventos deportivos de la magnitud de una Copa Africana y una Copa del Mundo es costoso, pero deja recuerdos duraderos. Las inversiones marroquíes para estas dos competiciones ascenderán a entre 50 y 60 mil millones de dírhams, repartidos entre infraestructuras deportivas, transporte, alojamiento y salud. Entre estas inversiones, la construcción del Gran Estadio Hassan II en Casablanca y la ampliación de la red de trenes de alta velocidad (Al Boraq) entre Casablanca y Agadir, con un coste estimado de 5 mil millones de dólares, ilustran la ambición del Reino.

Algunos dirán que es un desperdicio, pero las cifras silencian a los críticos. Según un documento del Observatorio del Trabajo Gubernamental y del Centro Al-Hayat, se espera que la Copa del Mundo de 2030 genere un aumento del PIB nacional del 0,5 al 1% anual, o aproximadamente de 3 a 4 mil millones de dólares para el año del evento solo. Con 1,5 millones de visitantes adicionales esperados, los ingresos adicionales por turismo podrían variar entre $2 y $3 mil millones durante y después del evento.

Esta cifra se basa en el gasto medio esperado del turista, estimado entre 1.000 y 2.000 dólares por visitante, incluyendo alojamiento, restauración, viajes, compras y ocio, señala el documento. Que también estima los ingresos por derechos de retransmisión televisiva y patrocinios en más de 3.000 millones de dólares. En total, la misma fuente estima los ingresos financieros directos e indirectos de este evento entre 8 y 10 mil millones de dólares, incluidos ingresos por turismo, inversiones extranjeras, derechos de radiodifusión y asociaciones comerciales. En resumen, cuando juegas bien tus cartas, incluso un presupuesto enorme se convierte en una inversión rentable.

El sector privado en la parrilla de salida

¿El gran ganador de esta emoción? El sector privado, obviamente. Los bancos financian a toda costa, las empresas constructoras ven cómo sus carteras de pedidos se disparan y el sector de las telecomunicaciones acelera su transición hacia el 5G. Las cadenas hoteleras, por su parte, preparan sus mejores sábanas para dando la bienvenida a hordas de seguidores. Además, las inversiones en atención sanitaria (estimadas en 2.000 millones de dólares) y en el desarrollo de infraestructuras de transporte (1.500 millones de dólares) reforzarán la infraestructura social del país, afirma la misma fuente. Pero no se trata sólo de construir. Estos acontecimientos empujan a una modernización general de la economía marroquí. Porque con estas competiciones Marruecos tendrá el mundo a sus pies. Literalmente. En 2022, la historia épica de los Atlas Lions en Qatar ya ha demostrado el efecto del éxito deportivo en el turismo.

Más de 13 millones de visitantes pisaron suelo marroquí en 2023, seducidos tanto por las proezas deportivas como por la imagen de un Marruecos moderno, acogedor y orgulloso de su patrimonio. Entonces, ¿qué podemos decir sobre el impacto de una ¿El Mundial se organiza parcialmente en suelo cherifiano? Los aficionados europeos, acostumbrados a cruzar el Mediterráneo para sus vacaciones, sólo tendrán que dar un pequeño paso para venir a apoyar a sus equipos. Y si creemos en las proyecciones, los beneficios del turismo no se limitarán a 2030. Se extenderán a lo largo de una buena década, gracias a la puesta en valor del patrimonio marroquí y a una promoción cultural y digital innovadora.

A nivel diplomático, el deporte siempre ha sido una herramienta de poder blando, pero para Marruecos, el Mundial de 2030 será una auténtica clase magistral en este ámbito. Coorganizar este evento con España y Portugal es mucho más que una cuestión de fútbol. Es un símbolo de unidad entre dos continentes, de diálogo entre civilizaciones y de demostración de la apertura de Marruecos al mundo. Más allá de los partidos, será una oportunidad para fortalecer las asociaciones económicas y diplomáticas.

Y después de 2030, ¿qué hacemos?

Después de 2030, ¿qué quedará de estas colosales inversiones? Ésa es la gran pregunta. Si algo nos ha enseñado la historia es que organizar un evento global puede ser una bendición… o una carga. Todo depende de lo que hagamos con él después. Para evitar que los nuevos estadios se conviertan en elefantes blancos, Marruecos deberá garantizar su usolectura a largo plazo. Torneos internacionales, espectáculos culturales, entrenamiento deportivo: las posibilidades son numerosas, siempre que se cuente con una gestión visionaria y eficaz. Y eso no es todo. El período posterior al Mundial debe ser también una oportunidad para reflexionar sobre la economía del deporte en Marruecos.

Los clubes, a menudo gestionados de forma asociativa, deben evolucionar hacia estructuras más profesionales y autónomas. Si el fútbol marroquí quiere competir en la escena internacional, tendrá que adoptar estándares de gobernanza modernos, basados ​​en el rendimiento y la transparencia. Entonces, ¿qué quedará de estas competiciones una vez que suene el pitido final? Mucho más que una sucesión de partidos. Serán recuerdos grabados en la memoria colectiva, un orgullo nacional revivido y, sobre todo, un Marruecos transformado.

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