Ibrahim Maaroufi, ex jugador del Inter de Milán y del FC Twente, ha tenido una carrera tumultuosa entre promesas incumplidas y pruebas inesperadas. Formado en Anderlecht antes de fichar por el PSV Eindhoven, donde debería haber seguido los pasos de otros talentos de origen marroquí, se distinguió por una carrera marcada por la espera y la frustración. Después de un comienzo de carrera prometedor, en particular con una etapa en el Inter de Milán junto a estrellas como Zlatan Ibrahimović, se encontró en un círculo vicioso de préstamos y movimientos incesantes entre Bélgica, Suiza y Marruecos, sin consolidarse a largo plazo. Esta falta de estabilidad, unida a la falta de minutos de juego y a las lesiones, descarrila una carrera que podría haber sido mucho mejor.
Pero a sus 35 años, tras una carrera marcada por una serie de decisiones difíciles, hoy encuentra la paz fuera del campo. Después de años de confusión, incluida una experiencia traumática cuando uno de los terroristas le robó la identidad y la utilizó en los ataques de Bruselas de 2016, Maaroufi se retiró del fútbol profesional. Luego decidió volver a formarse como entrenador juvenil en el OH Leuven, donde utilizó sus experiencias pasadas para guiar a la futura generación de futbolistas. Hoy, ve su pasado como nómada del fútbol como una lección de paciencia y resiliencia, con la esperanza de transmitir esta sabiduría a los jugadores jóvenes a los que asesora.
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