El estudio BPM Sports tembló.
Georges Laraque, figura clave del hockey quebequense, lanzó un bombazo mediático que hizo vibrar a todo Montreal.
En una declaración mordaz e inquietante, el exjugador de los Canadiens exigió abiertamente el despido de Martin St-Louis.
Aquí están sus palabras:
“Cuando un personal analiza lo que está sucediendo en este momento, el equipo que ha creado, se ve obligado a hacer cambios cuando al equipo no le está yendo bien para garantizar que el desarrollo de los jóvenes se mantenga en el camino correcto.
Porque hay malos hábitos que se están creando. En la rueda de prensa, al entrenador le costó decir que era un castigo poner a Slaf y Dach en la cuarta línea.
El personal debe empezar a reconsiderar si sigue siendo el entrenador adecuado detrás del banquillo, porque el mundo ya no responde.
El canadiense tiene mejor equipo sobre el papel que lo que vemos sobre el hielo. Pero eso no solucionará todo. Lo cambiaría de paso. Cambiaría de entrenador”.
@bpmsportsradio “Lo cambiaría” ????⚪️???? ¿Qué debería hacer el CH con el expediente de Martin St-Louis? #stlouis #coach #canadiens ♬ sonido original – BPMSPORTSRADIO
Y su colega Stéphane González pone la guinda al helado:
‘Entiendo la reconstrucción, pero aquí estás estableciendo una cultura de perdedor. Eso es lo que estás haciendo”.
Una crítica aguda y un análisis sencillo.
Para Laraque, el problema va más allá de los simples resultados. Le preocupa el deterioro de la cultura dentro del vestuario, factor determinante en el desarrollo de los jugadores jóvenes.
Según él, Martin St-Louis parece haber perdido la autoridad necesaria para mantener un nivel de excelencia. Esta cultura permisiva y desorganizada podría perjudicar a largo plazo la progresión de talentos como Juraj Slafkovsky o Logan Mailloux.
O todas las demás esperanzas que retroceden en una cultura de perdedores.
Laraque va aún más lejos y denuncia una flagrante falta de estructura y claridad en las decisiones del técnico.
“Ves a Jake Evans y Christian Dvorak enviados a tiempo extra, mientras Joshua Roy calienta el banco. ¿Por qué retirar a un jugador como Roy si no es para usarlo en momentos clave?”
Esta crítica resuena aún más porque Roy, considerado una de las futuras estrellas del club, podría haberse beneficiado de un tiempo de juego crucial para ganar experiencia.
Lo que hace que las palabras de Laraque sean particularmente impactantes es su vínculo directo con los jugadores. Conocido por ser cercano a varios miembros de los Canadiens, tiene información privilegiada sobre la dinámica interna del vestuario.
Según él, algunos jugadores se sentirían frustrados por las elecciones del St-Louis, que favorece a los veteranos con bajo rendimiento en detrimento de los jóvenes talentos.
Laraque también menciona la falta de liderazgo real en el cuerpo técnico.
“No hay nadie que pueda desafiarlo. Son sus amigos detrás del tribunal, no sus asesores, quienes pueden decirle que sus decisiones están equivocadas. Es preocupante”.
El espectro de la “cultura del perdedor”
Una de las acusaciones más graves de Laraque es la instauración de una “cultura de perdedor” dentro del equipo.
Según él, la complacencia actual es tóxica y la falta de intensidad mostrada en el hielo refleja una pérdida de identidad para una organización históricamente conocida por su ética de trabajo y disciplina.
Cuando miras a este equipo, juega sin orgullo, sin espíritu de lucha. Estáis destruyendo el futuro de estos jóvenes al exponerlos a un entorno pobre.
La declaración de Laraque literalmente sacudió al estudio BPM Sports. Gonzo, normalmente dispuesto a defender St. Louis, se quedó sin palabras.
Incluso aquellos que criticaron ciertas decisiones tácticas del entrenador nunca habían considerado una salida tan pública. El silencio que siguió a los comentarios de Laraque dice mucho sobre el impacto de sus palabras.
Las palabras de Laraque plantean una pregunta crucial: ¿qué hará Kent Hughes? El gerente general, que hasta ahora ha apoyado a St. Louis, podría verse obligado a reevaluar su puesto si los resultados no mejoran rápidamente.
Es posible que Laraque haya abierto una brecha en un muro de apoyo que hasta ahora parecía impenetrable.
El mensaje es claro: si los Canadiens continúan estancados, los fanáticos y analistas como Laraque exigirán responsabilidad, y la primera cabeza en el tajo bien podría ser la de Martin St-Louis.
Laraque ha dado la voz de alarma y Montreal está escuchando.
El tiempo se acaba y el canadiense debe encontrar la manera de recuperar su orgullo y su identidad, o corre el riesgo de hundirse permanentemente en la insignificancia.
So pena de ver a Martin St-Louis tomar la puerta de salida.
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