Tres años y medio después, en octubre, el número de Boris Diaw apareció en el móvil de Bouteille (2,01 m, 29 años) para ofrecerle, en nombre del entrenador Frédéric Fauthoux, una 13.ª y 14.ª selección. El goleador de Bahcesehir devolvió el regalo, aportando una chispa estabilizadora, su sentido de la canasta tanto en Nicosia como en Poitiers con, cada vez, 15 puntos en el cronómetro, agresividad hacia el círculo y, el domingo, un diferencial de jefe (+ 24 para los Blues con él en la cancha).
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