En 1925, Leandro Arpinati, futuro alcalde de Bolonia, presidente de la Federación y muy buen amigo de Benito Mussolini, quiso promover el deporte con un gigantesco complejo en la ciudad. El “Littoriale”, del nombre inicial del estadio, debe ser “el primer anfiteatro de la revolución fascista”. Por ello, estamos construyendo el recinto con capacidad para 50.000 personas, rodeado por una pista de atletismo, dos piscinas, dos gimnasios y cuatro canchas de tenis.
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