280 judocas participaron el sábado 23 de noviembre en Fautaua en la Copa Tahití. A veces los niños vienen desde muy lejos para competir sobre tatamis como los del club de judo de Rangiroa. Este domingo por la mañana tomaron su último desayuno en Tahití antes de tomar el avión. Encontrar.
La pequeña Kealoha tiene orgullosa en sus manos su cuarto puesto… La judoka de ocho años regresa a Rangiroa sin medalla, pero con el recuerdo de su primera competición en Tahití, los encuentros y los fuertes momentos compartidos con sus compañeros de club. “Hice todo lo que pude para ganar este evento. Perdí, pero lo más importante es participar… Cuando no estás con los padres no sabes hacer ma’a pero puedes ir al snack bar con la gente. Estuvo bien“, relata la pequeña.
21 niños de Rangiroa pudieron participar en la Copa Tahití 2024, gracias a la inversión de los dirigentes del club: al menos 600.000 Fcfp. Al final del día de competición del sábado, los jóvenes atletas ganaron siete medallas, incluidas dos de oro, una de plata y cuatro de bronce. “Cuando peleé, todo salió bien, mis compañeros eran buenos. (…) Nos divertimos y luego hicimos algunas estupideces” libro Hinarava Place Burns, medallista de bronce.
En este tercer año de participación, el club de judo obtuvo buenos resultados frente a las demás delegaciones. “Estamos orgullosos de ellos, del trabajo que hicieron en la alfombra, de su estado de ánimo, de su comportamiento durante todo el fin de semana. (…) Son varias horas a la semana trabajando como voluntario para estos niños pero es en estos momentos que lo hacemos, el trabajo vale la pena. Y con solo ver su felicidad en el podio recibiendo sus medallas… ¡está todo ahí!” sonríe el entrenador de Rangiroa, Léo Mondon.
El matrimonio que dirige el club, recientemente propietario de un restaurante en Papeete, se ocupaba ellos mismos de las comidas de los niños. Este domingo por la mañana, un desayuno gourmet compuesto por gofres, pan de chocolate y tostadas de mantequilla de maní finaliza la estancia por todo lo alto. “¡Me hace tan feliz! Soy de Rangiroa, por eso tengo un cariño especial por estos niños y que vengan, verlos pelear y ganar, realmente me da mucho gusto. Ver que en mi casa comen bien es una gran satisfacción.“, confía Cynthia Leduc, tesorera del club de judo. Sin ella y su marido, el club de judo de Rangiroa ya no existiría. La pareja tomó las riendas hace dos años, para que los niños de su atolón pudieran seguir viviendo estos momentos.
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