El 9 de noviembre se presentó una oportunidad de oro para los Montreal Canadiens.
Dante Fabbro, defensa diestro de 26 años, ha sido puesto en waivers por los Nashville Predators.
En una NHL donde los defensores diestros completos y confiables son un bien escaso, especialmente para un equipo como CH en busca de estabilidad defensiva, Fabbro representaba una solución ideal.
Sin embargo, Kent Hughes decidió pasar, dejando que los Columbus Blue Jackets lo reclamaran.
Una decisión que forma parte de una serie de errores monumentales por parte del director general, que parece sacrificar a Martin St-Louis para enmascarar sus propios fracasos.
Desde que llegó a Columbus, Fabbro ha demostrado que es mucho más que un simple jugador de apoyo. Con cuatro puntos en seis partidos y un tiempo en el hielo que oscila entre 22 y 25 minutos por partido, se ha convertido en un líder defensivo y ofensivo de los Blue Jackets.
Su inteligencia sobre el hielo, su capacidad para bloquear tiros y reiniciar el ataque lo convierten en un jugador imprescindible.
Mientras tanto, el canadiense continúa jugando con una brigada defensiva inconsistente, haciendo malabares con veteranos obsoletos y jóvenes que luchan por adaptarse al ritmo de la NHL.
Martin St-Louis, ya agobiado por un equipo en pleno apogeo, necesitaba desesperadamente un refuerzo defensivo.
Con un Fabbro en la alineación, podría haber estabilizado su defensa, ofrecido una opción creíble por la derecha y relevado a sus jugadores jóvenes como Justin Barron y Logan Mailloux.
Pero Kent Hughes optó por abandonarlo y prefirió “mantener el rumbo” en una reconstrucción vaga y sin una dirección clara.
El St-Louis, a menudo criticado por sus resultados, se encuentra ahora en una posición imposible: debe desarrollar jugadores como Mailloux, que está pasando por un período catastrófico en Laval, y entrenar a veteranos como Mike Matheson, cuyo valor se ha desplomado después de inconsistencias. actuación.
Hughes, por su parte, parece contento de ver hundirse a su entrenador, sabiendo que cuando la presión se vuelva insoportable, St. Louis será el chivo expiatorio perfecto.
El expediente Fabbro es sólo la punta del iceberg. La gestión de activos de Kent Hughes es un absoluto desastre. Tomemos algunos ejemplos:
Justin Barron para Artturi Lehkonen: una transacción que, en retrospectiva, parece ridícula. Lehkonen se ha convertido en un engranaje vital para Avalanche, mientras que Barron lucha por encontrar un lugar en la NHL.
Alex Newhook para una selección de 1.ª y 2.ª ronda: Newhook, adquirido por un precio exorbitante, no justifica esta inversión. Parece más un jugador de apoyo que uno de los 6 mejores delanteros de la NHL.
Mike Matheson y Josh Anderson no fueron canjeados al valor máximo: ambos jugadores podrían haber traído selecciones de calidad o prospectos de primer nivel, pero Hughes prefirió conservarlos. Hoy, su valor está cayendo en picado.
¿Es necesario recordarles que preferimos a David Reinbacher a Matvei Michkov? Kent Hughes comete un error tras otro.
Y la guinda del helado: al negarse a reclamar a Fabbro, Kent Hughes envía un mensaje claro: no tiene intención de fortalecer este equipo.
Peor aún, parece estar saboteando activamente los esfuerzos de su entrenador por mantener cierta apariencia de competitividad.
Esta estrategia podría entenderse si el objetivo fuera obtener una selección alta en el próximo draft.
Pero en este caso, ¿por qué renovó a Martin St-Louis con un contrato de 5 millones por temporada hasta 2027?
Mientras St-Louis termina su contrato de 2,9 millones de dólares anuales repartidos en 3 años, su contrato de 5 millones de dólares anuales hasta 2027 comienza la próxima temporada.
10 millones de dólares en humo… para una cortina de humo…
10 millones de dólares… para desempeñar el papel de chivo expiatorio.
La respuesta es simple: Hughes está utilizando St. Louis como cortina de humo. Cuando la reconstrucción alcance su punto máximo, St. Louis será sacrificado para dejar espacio a un entrenador “experimentado”.
St. Louis es el pobre chivo expiatorio.
Mientras tanto, los fanáticos deben soportar una temporada dolorosa en la que los talentos jóvenes se estancan y los veteranos no logran cambiar las cosas.
Dante Fabbro es hoy un pilar de Columbus, un equipo que, a pesar de sus propios desafíos, supo aprovechar una oportunidad clara.
Mientras tanto, los Montreal Canadiens siguen sumidos en el sótano, prisioneros de las malas decisiones de su director general.
Kent Hughes, al negarse a actuar, no sólo abandonó a Martin St-Louis, sino que también traicionó a sus partidarios que esperaban ver avances.
A este ritmo, la reconstrucción del CH parece más una demolición controlada que un verdadero plan de recuperación.
Y cuando llegue el momento de señalar la culpa, Martin St-Louis estará listo para asumir el papel, dejando que Kent Hughes continúe con su gestión errática sin consecuencias.
Una pena para una organización que merece mucho mejor.
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