Recientemente, la Asociación de Pilotos de F1 (GPDA) envió una carta abierta a la FIA, pidiendo al organismo rector del deporte del motor y a su presidente que consideren “como adultos”. Una diatriba a la que los principales actores no se tomaron la molestia de responder. Una actitud despectiva que fue la gota que colmó el vaso para George Russell, presidente de la GPDA.
“Ciertamente no somos escuchados y nuestras demandas no son consideradas ni aplicadas”espetó Russell. “Muchos de nosotros estamos hartos y lo que está pasando con la FIA generalmente va en la dirección equivocada. Conseguir cambios, o cumplir promesas, parece complicado. Puede que la FIA o su presidente no se hayan dado cuenta de la gravedad de lo que sentimos los pilotos”.
1982-2024, ¿misma pelea?
La angustia de los pilotos actuales recuerda naturalmente el descontento de sus mayores que, en 1982, llegaron incluso a declararse en huelga. Ese año, en los albores del GP de Sudáfrica, los pilotos se rebelaron contra los términos de la superlicencia impuesta por la dupla FISA-FOCA. Una verdadera trampa, habría limitado el margen de maniobra de los pilotos en su elección de abandonar o no un equipo y habría asegurado la posición de este último.
Ante la inflexibilidad del matrimonio Balestre-Ecclestone, se declaró una huelga general y los pilotos se atrincheraron en un hotel de Johannesburgo. Finalmente, a pesar de la presión de las autoridades y sus establos, ganaron el caso y se revisaron los términos de la superlicencia para ofrecer más garantías.
¿Los pilotos de 2024 harán tanto como los de 1982? Si todavía no se habla de una huelga general, la rebelión no debería perder intensidad, en particular entre líderes carismáticos como Max Verstappen o Lewis Hamilton, ambos “víctimas” privilegiadas de Sulayem.
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“Si no obtenemos una respuesta, iremos tras la FIA”. dice Hamilton. “Más que nunca, los pilotos están unidos, lo que no siempre se ha visto en el pasado. La FIA debe trabajar mejor y colaborar con nosotros. Lo único que pedimos es que se comuniquen más con nosotros y que nos incluyan”.
En cuanto a Ben Sulayem, si persiste en jugar al pequeño jefe, no debería durar mucho al frente de la FIA. Ya hablamos de “Sir Prodrive” David Richards, mucho más unificador y templado, para sucederle.
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