“Estas malas conductas no son sólo actos aislados; son actos que alimentan un clima de odio, intolerancia y división, alivia al club. No podemos ni debemos permanecer indiferentes ante la violencia verbal que se produce en los estadios, en los campos de fútbol, pero también en la vida cotidiana. El deporte debe unir, no dividir; debe subir, no bajar. » El club de Lannemezan, por su parte, no reaccionó públicamente tras estos hechos.
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