Pasar de la pobreza extrema a la riqueza extrema no siempre es fácil para un futbolista. Para Fredy Guarín el cambio de estatus social fue demasiado repentino. El ex internacional colombiano (38 años), llegado a Europa en 2006 con el AS Saint-Etienne, probó el altísimo nivel durante sus años en el FC Porto (2008-2012) y el Inter de Milán (2012-2016). Un traslado a Italia acompañado de un salario exorbitante que le hizo girar la cabeza y le sumió en un círculo vicioso, según explica a Los Informantes .
“50, 60, 70 cervezas en una noche”
“Empecé a hacerme un nombre en Italia y todo empezó fuera del campo.reconnaît Fredy Guarín. Me emborraché dos días antes de un partido y funcionó, porque marqué uno o dos goles y ganamos. » El inicio de un círculo vicioso para el colombiano. “Bebía en casa, en el club, en restaurantes. Tenía mi familia y sabía que estaba equivocado, tanto en términos de responsabilidades laborales como familiares…”explica el exjugador, entre lágrimas. Sintiendo que la tragedia había llegado, sus representantes decidieron cambiar de opinión. Fredy Guarín se hace cargo del Shanghai Shenhua (2016-2019), en China, y los problemas se agravan.
“Me pagaron en efectivo y degeneré completamente en el alcoholismo. Me levantaba, iba a practicar y después de la práctica bebía alcohol. No tenía idea sobre el dinero. Viví por encima del precio y me dio una vida de lujo”admite. Una vida de libertinaje hasta el regreso a Sudamérica, cerca de Vasco da Gama (Brasil). Un regreso que coincide con la aparición de la pandemia de Covid y de excesos cada vez mayores. “Durante seis meses fui el más feliz del mundo. Llegó la pandemia, no hubo entrenamientos, ni fútbol. Me fui a la favela, estaba con cualquier chica y me abandoné por completo. Estaba bebiendo 50, 60, 70 cervezas en una noche y buscaba peligro. No entendí el riesgo. »
“Vivía en el piso 17 y salté”
Una borrachera que podría haberlo matado. “Estuve borracho durante 10 días. Me quedaba dormido del cansancio, me levantaba con la cerveza al lado y me volvía a emborrachar. Vivía en el piso 17, estaba desconectado de la vida. Había una red, salté y me atrapóadmite Fredy Guarín, quien entonces intentaba suicidarse. “En ese momento se decía que el Covid mataba. Tenía la muerte en mente. Yo, sola, con mi problema de adicción, era la muerte o la cárcel…”
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Confesiones difíciles de escuchar pero muy reales en un entorno donde el dinero y el lujo pueden hacerte perder la cabeza. Poco a poco, Fredy Guarín tiene la esperanza de volver a hacer una vida normal, tras seis meses sin beber alcohol. Una redención lenta pero necesaria.
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