De hecho, si bien la UEFA no ha anunciado oficialmente la composición de los bombos para el Mundial de 2026, ya sabemos cómo funciona la clasificación desde hace tiempo. Estarán compuestos por doce grupos de cuatro o cinco equipos. Los países líderes se unirán directamente al torneo mundial, mientras que los segundos competirán en los play-offs con “los equipos mejor clasificados entre los que terminaron primeros en su grupo de la UEFA Nations League y que no terminaron segundos en su grupo de clasificación”.
España, Alemania, Portugal y Francia, los cuatro primeros de grupo de la Liga A, tienen garantizado, en el peor de los casos, competir en los play-offs del próximo Mundial. Los campeones de grupo de las ligas inferiores esperan, por tanto, que estos grandes nombres del fútbol europeo acaben entre los dos primeros de su grupo de clasificación para conseguir, en caso necesario, su plaza en los play-offs. Por orden, encontramos Inglaterra, Noruega, Gales, República Checa, Suecia, Macedonia del Norte, Rumanía, Irlanda del Norte, Moldavia y… San Marino.
Por lo tanto, el pequeño país sin salida al mar debe esperar que diez de los otros trece ganadores de grupo no se queden sin una de las dos primeras plazas durante la clasificación. En definitiva, esto equivaldría a decir que estos diez países deben posicionarse entre las 24 mejores naciones europeas. Cuando sabemos que siete de estos países participaron en la última Eurocopa, disputada por 24, entendemos que será complicado pero no imposible. Sin duda, el sorteo de grupo previsto para el 13 de diciembre será examinado de cerca.
He aquí por qué la clasificación para el Mundial de 2026 puede no ser tan fácil para los Diablos Rojos
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