Los rumores desde Boston se intensifican: el entrenador de los Bruins, Jim Montgomery, podría ser despedido en las próximas horas, o como máximo antes del Día de Acción de Gracias.
La derrota por 5-1 en casa ante los Columbus Blue Jackets podría ser el último clavo.
Según varios medios locales, la paciencia de la dirección de los Bruins se ha acabado tras un comienzo de temporada difícil, marcado por malos resultados y crecientes críticas al juego del equipo.
Montgomery expresó públicamente su frustración con sus jugadores, denunciando falta de esfuerzo y concentración.
Sin embargo, la responsabilidad no recae únicamente en el entrenador. El director general Don Sweeney, que ha intentado reconstruir el equipo tras las salidas de Patrice Bergeron y David Krejci, también enfrenta críticas por sus elecciones, incluidas las incorporaciones de Elias Lindholm y Nikita Zadorov, que están luchando por integrarse.
Los Bruins, lejos de los estándares habituales de excelencia, tienen un historial mediocre. Su juego, calificado de estático y predecible, refleja un equipo falto de inspiración.
Estos resultados decepcionantes, combinados con problemas persistentes como sanciones frecuentes y juegos de poder ineficaces, hacen que la posición de Montgomery sea cada vez más precaria.
Mientras tanto, en Montreal, el futuro de Martin St-Louis también está en el punto de mira. El canadiense, atrapado en una reconstrucción estancada, se enfrenta a una creciente ira de sus seguidores.
Las críticas al St-Louis van en aumento, dirigidas en particular a su sistema defensivo y a su incapacidad para movilizar a sus jugadores.
Esta inestabilidad alimenta un rumor fascinante: ¿qué pasaría si Jim Montgomery, un nativo de Montreal con estrechos vínculos con Kent Hughes, se convirtiera en el próximo entrenador del CH?
Según Renaud Lavoie, el día que Martin St-Louis deje su puesto como entrenador en jefe, Montgomery le sucederá.
Pero seamos honestos: Martin St-Louis está lejos de dimitir, como predijo Lajoie, y no será despedido.
Aún así, la relación entre Montgomery y Hughes se remonta a su juventud, cuando jugaban juntos en el Cégep de Saint-Laurent.
Esta complicidad podría desempeñar un papel clave si los canadienses deciden pasar página con el St-Louis. Montgomery, quien se ha recuperado de momentos difíciles en su carrera, incluidos problemas con el alcohol, podría brindar estabilidad y experiencia valiosas a un equipo que busca dirección.
Un doble juego de presión
Mientras la dirección de los Bruins evalúa el futuro de Montgomery, Kent Hughes debe lidiar con una situación igualmente delicada en Montreal.
Los dos entrenadores se encuentran en una encrucijada y sus destinos bien podrían cruzarse. La afición del CH, en busca de renovación, ya sueña con ver a Montgomery tomar las riendas de su equipo.
Sin embargo, un cambio de guardia en Montreal o Boston no garantizaría una transformación inmediata. Montgomery, a pesar de sus éxitos pasados, tendría mucho que hacer para darle la vuelta a un equipo tan joven e inexperto como el canadiense.
Del mismo modo, los Bruins podrían arrepentirse de haber sacrificado a un entrenador que, a pesar de un comienzo difícil esta temporada, sigue siendo un ganador del Trofeo Jack Adams.
Con la tensión evidente a ambos lados de la frontera, los próximos días prometen ser decisivos. Si los Bruins siguen hundiéndose y el CH no recupera el rumbo, los líderes de ambos equipos tendrán que tomar decisiones con graves consecuencias.
¿Será Montgomery el puente entre Boston y Montreal, o veremos otro capítulo de inestabilidad en dos de los mercados más exigentes de la NHL?
El tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: el hockey siempre reserva sorpresas, ya sea en Boston o Montreal.
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