la Vendée Globe atrae cada vez a más gente: la regata ha batido todos los récords de asistencia: +1,3 millones de visitantes al pueblo en 3 semanas. Un aumento del 13% respecto a 2016.
Ayer, en la salida de la regata, más de 500.000 personas acudieron a animar a los 40 patrones a lo largo del canal. Pancartas, bombas de humo, gritos de los aficionados: ayer reinaba en el muelle del puerto el ambiente de un estadio de fútbol.
Los primeros lugares fueron muy buscados. Los suizos estuvieron muy presentes en Les Sables d’Olonne: una pareja de Friburgo se levantó muy temprano para ocupar los mejores lugares. “Nos levantamos a las tres de la mañana. En las calles ya se respiraba un ambiente increíble”, dice Sophie asombrada.
“En el canal vamos a vivir momentos excepcionales”
Antes de comunicarse con la multitud, en el pontón es de nuevo el viejo lobo marino Jean Le Cam, sexta participación, quien mejor habla de este momento legendario. “Cuando lleguemos al canal, con esta audiencia, viviremos momentos excepcionales”, afirma con tranquilidad.
En el agua, los navegantes entran al canal cada 3 minutos. Un ballet bien orquestado y cronometrado. Disfrutan y montan un espectáculo en la cubierta de su barco. Algunos disfrazados de pirata, al estilo Capitán Garfio. Otros, como los patrones chinos y japoneses, visten sus mejores trajes tradicionales. El ginebrino Alan Roura mantuvo enroscada en la cabeza su gorra versión “Corto Maltés”. La otra representante del otro lado del lago, Justine Mettraux, se mostró más sombría.
Suiza, segunda nación más representada en la Vendée Globe
Christophe y Anne-Marie se alegraron al ver pasar a los patrones suizos. Viajaron especialmente desde la Suiza francesa a Vendée para apoyarlos. “Con tres regatistas, Suiza es la segunda nación más representada en el mundo de Vendée. Por eso vinimos”, explica Anne-Marie.
“Con tanto fervor, la organización está realmente en la cima”
Entre la multitud del muelle, Isabelle y Rémy son unos conocedores: además de las carreras de Covid, Isabelle y Rémy han asistido a todas las ediciones de la Vendée Globe. “Vengo desde 1989 con mis hijos. Siempre nos divertimos mucho porque hay mucho fervor. Además, cada vez hay más participantes y la organización es realmente excelente”, afirma Isabelle, residente en Montaigu y propietaria de una segunda residencia en Les Sables d’Olonne. Su marido, Rémi, continúa: “Es un gran momento de emoción dejar la Vendée Globe. Para nosotros también es importante que llegue el primero o el último”.
Hacia una regata de 45.000 km
Ayer, el final del canal marcó los últimos momentos de comunión entre navegantes y espectadores. Los regatistas de la Vendée Globe partieron para más de dos meses de regata. Un viaje en solitario de más de 45.000 km alrededor del mundo sin escalas y sin asistencia.
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