Cayden Primeau parece haber llegado al final de su andadura con los Montreal Canadiens, tras otro colapso que deja pocas esperanzas para su futuro entre los caños del equipo.
Cinco goles encajados en catorce tiros, otra actuación digna de la línea estadounidense, que obligó a Martin St-Louis a recurrir a Samuel Montembeault para intentar remediar la situación, mientras que el CH sólo perdía 5-4 en el tercer tiempo.
Este gesto del técnico dice mucho: sabía que Montembeault tenía la mejor oportunidad de ganar. Y el técnico se vio recompensado con la primera victoria del CH en noviembre (5-4).
Recordemos que en TVA Sports los expertos no se quedaron atrás en el inicio de temporada.
Éric Fichaud y Patrick Lalime han pintado un retrato despiadado del joven portero. Fichaud, sin rodeos, expresó su falta de confianza:
“No tengo mucha confianza en él. »
Un comentario mordaz que muestra cuán profundo es el problema. Primeau hoy tiene fama de inconsistente, lo que se está convirtiendo en una carga para el equipo.
Lalime dio en el clavo al resaltar las debilidades recurrentes de Primeau:
“Demasiadas vacilaciones, demasiada inconsistencia. Puede tener un buen período y luego colapsar. »
La descripción es clara: Primeau es este portero impredecible, cuyas actuaciones en montaña rusa son una pesadilla para los líderes de los Canadiens.
Mientras Primeau se derrumba, Jakub Dobes, portero del Laval Rocket, aumenta en la estima de todos. Selección de quinta ronda, Dobes parece listo para tomar el control.
A la espera de la llegada del prometedor Jacob Fowler, el club finalmente pudo encontrar en Dobes un sucesor capaz de estabilizar la situación.
Lalime también destaca que el joven portero pronto podría ejercer aún más presión sobre Primeau.
La situación es clara: Cayden Primeau es hoy una sombra de la esperanza que alguna vez representó. Sus vacilaciones y su inconsistencia sobre el hielo minan su futuro dentro del equipo, mientras que Dobes y Montembeault deben ser el tándem entre los postes del canadiense.
Primeau, atrapado en una espiral descendente, tal vez nunca vuelva a encontrar su lugar.
Detrás de escena, la sombra de Dobes se vuelve más imponente. Y con el ascenso de Fowler, una nueva generación está tomando forma para el CH, relegando a Primeau a un futuro oscuro.
El veredicto es claro: el futuro del canadiense entre los puestos pertenece a Dobes y Fowler. Pero mientras tanto, Cayden Primeau debe recibir exenciones.
Ha llegado el momento de que Kent Hughes tome una decisión difícil pero necesaria: someter a Cayden Primeau a waivers para enviarlo de regreso a Laval o, quién sabe, dejar que otro equipo se arriesgue con él.
Daniel Brière, director general de los Philadelphia Flyers, sigue atento a la situación.
La paciencia parece haber llegado a su límite en quienes rodean al canadiense, y las señales de alerta se multiplican. Estamos llegando al punto en el que nos preguntamos si retirar a Jakub Dobes no sería la mejor opción, ya que el joven portero ha dado muestras de confianza y regularidad.
En las últimas semanas, Primeau ha tenido una serie de actuaciones decepcionantes, acumulando vacilaciones y errores costosos.
Este último partido contra los Sabres, donde permitió cinco goles en sólo catorce tiros, fue la gota que colmó el vaso. Parecía un guardián perdido, como un niño en el bosque que perdió a su madre, incapaz de encontrar la confianza necesaria para recuperarse.
Y si algunos se preguntan si fue sólo un accidente, digamos que ha habido demasiados choques seguidos.
Patrick Lalime, que conoce bien la presión que supone jugar en la NHL como portero, fue mordaz.
Para él, Primeau es simplemente demasiado vacilante: puede brillar por un momento y luego desplomarse. Y no es la primera vez que muestra tal inconsistencia, hasta el punto de que la idea de verlo continuar con el canadiense como segundo o incluso tercer portero parece volverse inconcebible.
Hoy ya no ofrece ni siquiera destellos de talento. Sigue desmoronándose una y otra vez.
En cuanto a Éric Fichaud, su análisis va más allá. Evoca a un Primeau incapaz de estar a la altura de las expectativas, destrozado por una falta de solidez que lo hace vulnerable en cada oportunidad.
¿Podrá el canadiense seguir apostando por él, mientras Dobes espera en las sombras, dispuesto a aprovechar la más mínima oportunidad? Fichaud ya no lo cree e incluso afirma que la confianza está rota, lo que deja a Primeau pocas esperanzas de sobrevivir a esta noticia de deshielo.
Por tanto, la cuestión de la renuncia se vuelve crucial. Al enviar a Primeau a Laval, la CH correría el riesgo de perderlo inútilmente, pero ¿podemos realmente permitirnos sacrificar la progresión de Jakub Dobes, demasiado fuerte para que la liga americana intente, una vez más, revivir a un portero que ya ha agotado sus posibilidades? ?
De hecho, si un equipo como Philadelphia, buscando soluciones en portería, decidiera reclamarle, podría ser lo mejor para todas las partes.
Primeau podría intentar relanzar su carrera en otro lugar, en su casa natal, lejos de la presión de Montreal, mientras que el canadiense apostaría finalmente por Dobe, pieza central de su proyecto de reconstrucción.
Dentro de la organización, hay un creciente sentido de urgencia. Samuel Montembeault, ahora visto como un portero mucho más fiable y tranquilo bajo presión, se ha ganado la confianza de los entrenadores.
Con el Dobes ganando fuerza en Laval, el canadiense podría crear rápidamente una jerarquía de porteros capaces de aguantar, resistir la presión y, sobre todo, satisfacer las expectativas de aficionados y directivos.
Primeau, alguna vez visto como el futuro, hoy no es más que un amargo recuerdo de un potencial incumplido.
Kent Hughes ya no puede ignorar la triste realidad.
La dirección tendrá que elegir: arriesgarse a perderlo por nada o continuar con la incomodidad de verlo colapsar salida tras salida.
Al final, la lógica parece despiadada: Primeau, con sus debilidades expuestas en cada partido, ya no tiene su lugar en Montreal.
Entonces, volvamos a llamar a Dobes, intentémoslo todo. Primeau quizás merezca una oportunidad en otro lugar, pero para el canadiense es hora de pasar página.
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