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Arber Xhekaj quiere que despidan a Martin St-Louis

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Anoche, Arber Xhekaj abandonó a Martin St-Louis.

Generalmente dispuesto a sacudir las tablas e imponerse físicamente, Xhekaj permaneció extrañamente pasivo.

Y, sin embargo, no fue por falta de ganas o de combatividad, sino por elección. Evidentemente, quería vengarse del hombre que nunca creyó en él.

¿Realmente podemos culparlo?

Desde hace dos años, Xhekaj es siempre aquel a quien Martin St-Louis no dudaba en echar por tierra ante el más mínimo error, sin jamás defenderlo ante las críticas.

En lugar de proteger a su joven defensor, St-Louis nunca dudó en resaltar sus errores, convirtiéndolo en el eterno chivo expiatorio cuando el equipo flaqueaba.

Ayer, cuando el canadiense atravesaba un mal momento y necesitaba esa chispa que hubiera podido dar una segunda vida al grupo, el St-Louis contaba con Xhekaj para levantar la moral de las tropas y sacudir al rival.

Pero el defensa de 23 años no hizo nada. Patinó cerca de las paredes, esquivando cualquier posibilidad de altercado, manteniéndose alejado de los scrums, como para indicarle sutilmente a su entrenador que esta vez no sería su “secuaz”.

Está claro que Xhekaj ha decidido no sacrificarse más por un entrenador que muchas veces le dejaba solo ante las críticas.

Las reacciones no se hicieron esperar en las redes sociales, donde muchos interpretaron esta pasividad como una prueba de que Xhekaj ya estaba harto del método St. Louis.

“MSL no quiere que Xhekaj prepare cerveza, entonces, ¿por qué iba a hacerlo para ayudar a su entrenador?”

Otros lo ven como una señal de que el propio equipo ha fracasado, como si los jugadores se hubieran unido en el mismo sentimiento de abandono ante un sistema y una dirección en la que ya no creen.

La falta de vida de Xhekaj ayer es una señal de que el vestuario ya no se atiene a los discursos y expectativas del técnico.

Xhekaj, al permanecer en silencio y deslucido, envió un mensaje claro.

Para él, ya no se trata de meterse en batallas para proteger a un entrenador que nunca se ha preocupado de defenderlo.

El mensaje está ahora en sus acciones, o más bien en su inacción.

Y parece que los demás jugadores de los Canadiens comparten este sentimiento de estar cansados ​​de tener un entrenador insignificante, negándose también a luchar por un sistema en el que ya no se reconocen.

Un sistema que no existe. Quien nunca existió.

Podemos llamar cobarde a Arber Xhekaj, pero eso olvidaría hasta qué punto atravesó un período particularmente difícil bajo el liderazgo de Martin St-Louis.

Todo indica que empieza a tener suficiente de este trato injusto.

Constantemente marginado y a menudo culpado cada vez que el equipo sufría una derrota, fue el turno de Xhekaj de criticar a su entrenador.

Arber Xhekaj nunca ha contado con el apoyo de su entrenador, que prefiere culparle de los fracasos del equipo antes que asumir la responsabilidad de sus propias decisiones tácticas.

Para St-Louis, Xhekaj se ha convertido en la palanca más fácil para apaciguar a los críticos o para ocultar las debilidades de un sistema de juego que nunca ha funcionado.

Es fácil ver por qué Xhekaj quiere un cambio de dirección detrás del banquillo. Al optar por permanecer discreto y evitar altercados físicos anoche, Xhekaj envió un mensaje contundente: ya no quiere sacrificarse por un entrenador que lo desprecia.

St-Louis, evocando a menudo su propia experiencia como joven jugador marginado, parece justificar esta severidad como una especie de “escuela dura”.

El acercamiento de St-Louis, que afirma querer “construir” a Xhekaj, comienza a aparecer ante los ojos de muchos seguidores como un deseo de “romperlo” o desgastarlo moralmente.

Para los seguidores del CH, la situación de Xhekaj se ha convertido en un símbolo de frustración colectiva hacia el St-Louis.

Las decisiones del entrenador se consideran inconsistentes y su discurso “superficial” ya no logra ocultar su desprecio por Xhekaj.

Si Xhekaj se ve obligado a derribar los muros para demostrar su desacuerdo, es porque la brecha entre él y su entrenador se ha vuelto profunda.

Uno se pregunta quién acabará ganando este duelo: Arber Xhekaj será traspasado… o Martin St-Louis será despedido…

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