270 ajedrecistas compitieron este fin de semana en Chêne-bourg en un torneo reservado para menores de 16 años. Una importante ronda de clasificación que permitirá a los mejores participar en el campeonato suizo. Ginebra no acoge un torneo de este nivel desde hace 15 años.
Tres días de competición, 7 partidos para cada jugador, objetivo: estar entre los 16 mejores por categoría de cara al campeonato suizo del año que viene en Zúrich. Ginebra es una de las cuatro fases de clasificación para este torneo reservado a los menores de 16 años, con jugadores muy jóvenes.
“El ajedrez se aprende fácilmente desde los 4 años, también damos clases en horario escolar, el ajedrez une a la gente, enseña concentración, estrategia, toma de decisiones”, explica la organizadora del torneo, Mégane Miralles.
Enfoque y estrategia
Un juego que requiere silencio, concentración y mucho estrés que cada uno expresa a su manera. Estrés también entre los padres que observan a sus hijos desde lejos, o incluso desde muy lejos en el caso de los más pequeños, que están apartados de la plataforma para evitar cualquier pérdida de concentración. Esta madre afirma que “cuando los vemos salir de la habitación, podemos ver en sus caras si han ganado o perdido”.
Una mezcla generacional
Este torneo también permite a los jugadores jóvenes competir contra jugadores más experimentados, e incluso contra maestros internacionales, para poner a prueba su nivel. Los árbitros están atentos. “Comprobamos si los niños han hecho el jaque mate correctamente, comprobamos los resultados, los introducimos en el software que nos permite organizar los enfrentamientos”, indica Clovis Vernay, el árbitro principal.
El cantón de Ginebra no acoge un torneo de esta magnitud desde hace 15 años. Primer paso antes de un título nacional y una experiencia internacional a nuestro alcance.
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