(Agencia Ecofin) – En la Navidad de 1995, el mundo del fútbol vivirá un momento histórico. Georges Weah volvió a iluminar los campos con su talento esa temporada, pero nadie está seguro de si ganará el Balón de Oro. El delantero del AC Milan es negro, originario de Liberia para ser precisos, y esta distinción, antes reservada a los europeos, ahora se extiende al grupo global con América Latina presentándose como el retador número uno.
El 25 de diciembre de 1995, el semanario France Football concedió el 40ºmi veces su Balón de Oro, el premio individual más prestigioso de este deporte. El colectivo de periodistas votantes anunciará al mundo quién será el sucesor del brillante búlgaro Hristo Hristo Stoitchkov. Para muchos observadores, el favorito es el número 9 del AC Milan, Georges Weah.
De hecho, el jugador liberiano ha salpicado los estadios europeos con su talento. Su virtuosismo con el balón llevó en particular a su anterior equipo, el Paris Saint-Germain, a las semifinales de la Liga de Campeones. Sus estadísticas ofensivas son notables para la época, con 33 goles marcados entre 1993 y 1995, terminando entre otras cosas como máximo goleador de la LDC. En Italia, realizó una acción de antología al anotar tras recibir el balón a 35 metros y eliminar a toda la defensa de la Lazio en Roma con una aceleración y un gran puente.
Weah, un delantero elegante, técnico y ágil para su tamaño, domina el fútbol europeo
Weah logra hazañas similares con frecuencia y ya se ha consolidado como uno de los mejores delanteros del mundo, pero la elección de un africano para el Balón de Oro sigue siendo improbable. Si este año el trofeo está abierto por primera vez a jugadores no europeos, la oportunidad parece demasiado buena para premiar el talento excepcional de los jugadores sudamericanos, incluido el brasileño Ronaldo, que suma 54 goles y 20 asistencias en el mismo período, en el PSV. Eindhoven (Países Bajos).
Y de todos modos, el liberiano ya había ganado el Balón de Oro africano unos meses antes. Hay tantos factores que podrían explicar por qué ya no es sagrado esta vez. Como estaba previsto, al día siguiente (26 de diciembre), las televisiones de todo el mundo estarán en directo. Gérard Ernault, director editorial de France-Football, aparece primero, antes de que las cámaras se muevan hacia quien está a su lado. Ni Ronaldo ni ningún otro jugador europeo.
Desde lo alto de su altura de un metro ochenta y cuatro, Georges Weah, con una gorra negra enroscada en la cabeza, apenas parece escuchar el discurso de Ernault, mientras contempla la codiciada recompensa. A sus 29 años, el niño de los barrios marginales de Monrovia acaba de superar por 32 puntos al campeón del mundo alemán Jürgen Klinsmann, pero también a futbolistas ilustres como Jari Litmanen (el mejor jugador finlandés de la historia), el italiano Alessandro Del Piero (futuro campeón del mundo), Patrick Kluivert (ganador de la CL), Franco Baresi (considerado por algunos como el mejor defensor de la historia). Le siguen nombres como Rijkaard, Savićević, Batistuta, Baggio y Ronaldo.
Sobre todo, como merecido regalo de Navidad, ofrece al continente africano su única representación hasta la fecha en el palmarés del Balón de Oro, siendo el primer jugador negro en ganarlo el portugués Eusébio. Desde entonces, muchos jugadores africanos han intentado repetir la hazaña, sin éxito.
Aunque hay motivos para creer que algunos de ellos resultaron perjudicados en las votaciones, ni el camerunés Samuel Eto’o, ni los marfileños Didier Drogba y Yaya Touré, ni el ghanés Michael Essien, ni el senegalés Sadio Mané, que en varias ocasiones tiempos y que han estado más o menos familiarizados con las cumbres del fútbol mundial, no habrán logrado seguir los pasos de Georges Weah, que por tanto puede reivindicar el estatus de mejor futbolista africano de todos los tiempos.
Weah pasando al famoso Paolo Maldini durante un partido PSG – AC Milan
Aún en activo, y aunque las esperanzas disminuyen a medida que avanza su carrera, el egipcio todavía tiene posibilidades de unirse a Georges Weah, el único africano que ha ganado el Balón de Oro. Mientras tanto, este último disfruta de su jubilación tras haber conseguido otra hazaña: la de convertirse en presidente de su país natal.
Servan Ahougnon
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